En vida, Julia me dijo que nadie la vio llegar a este mundo, así que a nadie le importará si no la ven salir. Las malas noticias llegan de improviso, y tarde para que tengan solución. Suena en la radio una sucesión de retales, chapuzas y pastiches, que cantaba Aute, de remiendos, tapujos y parches, todo, como alertaba Luis Eduardo, parece funcionar. J. Lo alterada reclama: "Y el anillo pá cuándo". Estribillo que Jennifer no logra arreglar, ni siquiera con el ¡yeah, yeah! Me pregunto (supongo que Ben Affleck logró predecirlo) qué ha sucedido para esa transformación desde aquella actuación en la final de la Superbowl de finales de siglo XX con su Let´s get loud. Quizá J. Lo fuera la causa de que la lluvia mojara la ciudad. Si seguía lloviendo tendría que abrirme camino a bordo de un arca. A veces pienso que Santa Cruz es más bonita cuando llueve. Ahí estaba el asfalto brillante bajo el cielo lloroso. El agua limpia el polvo y barniza la corrupción y las bolsas de pobreza. Refresca árboles, flores y hierba. Aparqué el Matmóvil en un terraplén de tierra en el tanatorio, convertido en un lodazal. Incliné el retrovisor y entonces, parafraseando a Springsteen, "miré mi cara en el espejo y quise cambiarme de ropa, corte de pelo y de cara".

Espero que pare el chaparrón. Ya con el circo electoral afinando las cuerdas escucho la afirmación de que los gobernantes deben preocuparse más por el Santa Cruz del 2018 que por el del 2030. Si tuviera 20 años es probable que coincidiera con el comentario. Sin embargo, a mi edad, me preocupa más el futuro (dilatado al 2030) de la hija de Julia. Cambio de emisora. Miguel Bosé y Rafa Sánchez sí dan en el centro de mi estado con su dueto Manos vacías. Las mismas que Canarias sin la ejecución de los múltiples convenios y las promesas sanchistas? "Hoy ha vuelto a darme por pensar. Que el diablo vino a hablar. Hoy mi alma, no es tan cara. En las calles de esta ciudad. No te pares a buscar los secretos de las despedidas". Aquel era un Bosé en plena reconversión desde que dejó el pastel y apareció irreconocible con faldas y a lo loco en Amante Bandido. Me niego a aceptar la muerte de Julia. La vida cuando la conocí era sencilla. Nadie se planteaba la inclinación sexual de Epi y Blas. Eran marionetas, era Barrio Sésamo, diseñadas para educar y entretener, sin ningún tipo de connotación. Por si las moscas, yo siempre fui de Coco. Todo resultaba sencillo con el bichejo azul: blanco o negro; lejos o cerca; arriba o abajo; dentro o fuera. Sin embargo, ahora que la lluvia remite todo es confuso y por primera vez en los últimos cincuenta años nos preocupamos de una universidad (que hemos tenido olvidada) con el Tesisgate, los másteres, doctorandos, grados y postgrados. Regresamos al pasado o al futuro con Concepción nunca se sabe y vuelve José Luis "Oltra" vez (segundas partes dicen que pocas veces son buenas). En todo este tiempo, solo Concepción, como si se tratara de un político más, se mantiene en su cargo. La noticia que espero es la confirmación de un Concepción candidato a la alcaldía del municipio de Los Llanos de Aridane en las municipales del año que viene (o Presidente del Cabildo de La Palma, en su defecto). Ya saben, patada hacia arriba (para librarnos de la carga) o puertas giratorias.

Me miré en el espejo retrovisor. ¿Alguna vez has querido coger todos los espejos del mundo y deshacerte de ellos porque no te gustaba lo que reflejaban? En ese instante estaba yo. Bajé del coche. No lograba quitarme a Julia de la cabeza. El puente Galcerán debería reconvertirse en un paseo para los enamorados. Pero últimamente demasiadas conocidas les daba por pensar que eran Wendy y que en el aire encontrarían a su Peter Pan. Santa Cruz el País de Nunca Jamás (lo cual no deja de ser lo único cierto de la semejanza). El problema de los y las suicidas en que es cuando saltan (probablemente) se dan cuenta de que cometen un error y aún disponen de unos segundos para lamentarse sabiendo que ya no hay vuelta atrás. Con diecinueve años le retiraron la custodia de su hija. Nunca logró superarlo. Entré en la capilla. Observé el panorama. Me encontré frente al acantilado de mis miedos. Habría deseado estar en otro lugar, en cualquiera. En un bar, tomándome un Jack Daniel''s con alguna presentadora de telediarios, con el Diputado del Común, incluso en la lavandería. En cualquier sitio menos allí. En el oficio habría media docena de personas (el cura, yo, su hija y la difunta incluidos). Contemplé en el funeral el abandono y el olvido con una naturalidad que me asustó. El cura pronunció unas palabras repletas de gestos evasivos, como quien aparta fantasmas y quisiera terminar rápido.

Al salir, me encontré con el Santa Cruz que juega a ser un anuncio de la eterna primavera. Me acerqué a la hija. Se llamaba como su madre, Julia, pero odiaba que la llamaran así y prefería ser conocida como Ros.

-Gracias por venir, Mat. A ella le hubiera gustado.

No estaba tan seguro.

-¿Tomas café, Ros?

-Y fumo.

-No sé si vale la pena jactarse de eso, muchachita.

-¿Y tú?

-Fumaba pero ya lo he dejado.

-¿Desde cuando?

-Desde ahora -contesté sacándome la cajetilla y tirándola a un contenedor.

-Mamá ya me lo decía, ¡qué raro eres, Mat!

-Bueno, todos somos algo raros. Es de los normales de los que hay que preocuparse. ¿Cómo te va en el instituto?

-Lo dejé el año pasado, Mat.

-¿Y qué haces ahora?

-Trabajo en unos grandes almacenes.

-¡Vaya, debe ser emocionante!

-Me permite no estar en ningún piso tutelado y pagarme un alquiler? Mat, mi madre no era una buena mujer, y ambos lo sabemos.

-Sí que lo era, señorita. Una de las mejores que he conocido.

Solo se tiene una madre. Sin ella, el mundo que nos rodea es terrorífico. Incluso para aquella chavala. Repaso, palabra a palabra, la nota que Julia me dejó en el buzón la semana pasada: "Quiero que entiendas esto, Mat. La lealtad es para mí más importante que el dinero. Necesito que cuides en la distancia a mi hija". En mi oficio hay que estar preparado para lo inesperado. A veces me pregunto qué oficio es el mío. Quizás ayudo a gente en problemas.

-¡Ros!

-¿Qué, Mat?

-Todo se arreglará. Pórtate bien.

-Seguro.

-No podrás huir de mí, señorita. Y lo sabes.

Ambos sabíamos que la advertencia no dejaba de ser un brindis al sol. Nunca nos tomamos el café. Cuando desapareció de mi vista recuperé la cajetilla de tabaco del contenedor y encendí un pitillo. ¿Me convierto en pájaro, abro la jaula y echo a volar? Es una opción, a pesar de que jamás sabes dónde estarás más protegido de los cernícalos. Es mi visión del mundo. Los errores son mi manera de avanzar. Doy importancia a los detalles. Podría recordar cuántos cigarrillos he fumado, qué gusto tenían, en qué momento los encendí y dónde tiré las colillas. Intento espirar la imagen de una Julia que se deshacía en el aire. Consulté el reloj: 12.00. Hora para que los niños buenos que han vuelto con resaca estén en la cama. Después de todo el tiempo perdido, en ocasiones pienso que sería una bendición volver a ser un niño.

Escucho a unos jubilados despotricar de la decisión del área de Urbanismo que ha cesado la actividad cultural del Círculo de Bellas Artes. Creo recordar que se fundó en 1925. Es irónico comprobar que un siglo después se hayan dado cuenta. Cerré los ojos y me despedí de Julia. No tenía ninguna frase ingeniosa, de esas que hacen que los ciudadanos voten a políticos por lo que dicen y no por lo que han hecho o harán cuando le des tu voto. En ocasiones, resulta luego más difícil quitártelos de en medio que a Concepción de la presidencia del Tenerife. Afortunadamente, todavía resonaban Bosé y Sánchez y los secretos de las despedidas: "No pensarías, Julia, que iba a marcharme con las manos vacías por ti. Manos vacías por una amiga.