A Taburete, gran fenómeno comercial de la música española y banda sonora festiva de toda una generación, "la madurez" les ha llevado a dar "un paso adelante" en su tercer disco de estudio, tanto en la producción, como en unas letras con menos referencias etílicas y un poso más "melancólico".

"Los dos primeros discos los escribí entre los 18 y los 23 años, entre fiestas y sin muchas más preocupaciones. Conforme avanza todo, tienes más cosas de las que hablar y no quieres quedarte solo en ser un grupo divertido o convertirte en una caricatura de ti mismo, haciendo siempre los mismos temas", señala el líder y principal compositor, Willy Bárcenas.

A su lado, Taburete lo completan Antón Carreño (guitarra y coros), Guillermo Gracia Carrión (guitarra eléctrica), Antonio de la Fuente (guitarra rítmica), Simón Cordero y Manuel Hevia (batería), Daniel Guadaña (bajo) y Patxi Urchegui (trompeta).

El fruto de su esfuerzo por innovar se llama "Madame Ayahuasca", nuevamente autoeditado, aunque reforzado esta vez por la producción de Javi Castiñeiras y Max Miglin, responsable de la factura de álbumes de artistas como Ariel Rot o Coti y de haberse llevado el sencillo "Belerofón" al terreno "del rock argentino a lo Calamaro".

"Es nuestro disco más variado en cuanto a estilos y a la mezcla de todas las influencias de mi vida. Y en cuanto a letras también es un paso adelante, pues deja de lado la canción puramente autobiográfica, con tanta mención explícita a amigos o al alcohol", explica Bárcenas.

De viajes musicales a diversos países de Latinoamérica como Colombia se incorpora por ejemplo la cumbia, mientras que sus periplos vitales y sentimentales se traducen en composiciones más melancólicas como "Las palabras", "Me voy", "Mi vida loca" o "Por lo que pueda pasar", aunque en su factura final se presente como otra pieza bailable.

El álbum se abre con "Madame Ayahuasca", la canción que le da título y que, muy recientemente, les llevó a probar esta sustancia en compañía de un chamán.

"Llevaba mucho tiempo leyendo sobre ello y compuse la canción, pero hasta el otro día no hicimos un pequeño ritual. No lo veo como una droga, sino como una medicina, que no sirve tanto para abrir los ojos y flipar con lo de fuera como para cerrarlos y flipar contigo mismo", relata Bárcenas, que destaca de esta primera experiencia "la sensación de paz que deja y que invita a disfrutar más el presente".

La presentación del disco que realizaron la semana pasada en la plaza de toros de Las Ventas de Madrid junto a sus seguidores fue una vez más un éxito de convocatoria y allí aprovecharon para promocionar su marca de ropa.

"La música es lo más importante y un grupo vive de sus canciones, pero hubo un momento en el que tuvimos que decidir si ir por la vía de las discográficas grandes o hacer nuestro propio modelo empresarial; por eso es importante la labor que hace todo nuestro equipo en este sentido", defiende Bárcenas, que este fin de semana además montó junto a sus compañeros un nuevo festival, La Removida Cultural.

Tras celebrar hasta tres conciertos en el multitudinario WiZink Center de Madrid, dos de ellos junto a Hombres G, y ofrecer en total 80 conciertos que aglutinaron a más de 200.000 asistentes, cabe preguntarse por el posible techo de esta joven banda, que inició su discografía con "Tres tequilas" (2015).

"Yo espero que llegue hasta el infinito. Ahora sí que hay expectativas, porque todo está yendo muy bien. En ese sentido, nuestro sueño es consolidarnos en España y el gran reto, plantar la bandera en Latinoamérica", cuentan antes de volver a México en diciembre.

Adelante siguen sus planes de celebrar un gran concierto en el verano de 2019 en el estadio Santiago Bernabéu de Madrid, pero antes realizarán una gira por toda España que arrancará con 6 conciertos, uno de ellos el 27 de septiembre en la sala Razzmatazz de Barcelona y los cinco restantes entre el 19 de septiembre y el 1 de octubre en diversas salas de Madrid.