Santa Cruz de Tenerife se ha convertido en una ciudad de acción. Tras las peripecias de Mat Damon en la capital tinerfeña (o en el corazón de Atenas), el relevo lo van a tomar dos grandes dinosaurios del séptimo arte; un par de neoyorquinos que prometen poner la ciudad en Estado de sitio en las próximas semanas: Sylvester Stallone (72 años) y Mel Gibson (62 años) se dejarán ver este mes por la Isla para grabar la quinta entrega de "Rambo" y "War Pigs", dos filmes en los que volcarán buena parte del ADN cinematográfico que mostraron en las últimas cinco décadas.

Diez años después de dar vida a John Rambo por última vez, el gran fajador Rocky Balboa llega a Canarias para perseguir a unos narcos mexicanos. Más de lo mismo. Y es que su vida de celuloide ha estado minada de roles justicieros que no le permitieron huir de los fotogramas de películas como "Cobra" (1986), "Tango y Cash" (1989), "Chiffhanger" (1993), "El especialista" (1994), "Judge Dredd" (1995), "Asesinos" 1995) y las ya mencionadas sagas de "Rocky" y "Rambo".

Ex boina verde en la guerra de Vietnam, especializado en emboscadas y técnicas de combate, ya nadie se imaginaba a este veterano de las trincheras retomando un papel que en su última aparición pública le ocasionó muchas críticas. Todas vinculadas con el paso de los años. Y es que entre el Rambo genuino que se ve acorralado en un pueblo estadounidense y la producción localizada en suelo tinerfeño hay 36 años de diferencia.

"Rambo" fue la consecuencia directa del par de nominaciones a los Oscar que recibió Stallone por sus interpretaciones en "Rocky" (1976). No conquistó ninguna de las estatuillas doradas, pero su nombre empezó a rivalizar con el de Arnold Schwarzegger por acaparar los registros de los tipos más duros de la industria cinematográfica. De raíces italianas, no le quedó más remedio que acceder al mundo de la interpretación gracias a una oportunidad que le dieron en una película porno "The Party at Kitty and Stud''s". A partir de ese instante -con menos de 20 dólares en su cuenta corriente- le ofrecieron pequeños cameos en "Banana", del director Woody Allen, y en una serie de referencia en los años 70: apareció fugazmente al lado de Telly Savalas en "Kojak".

Casado en varias oportunidades, una de sus mujeres también tuvo licencia para matar y participó con él en los rodajes de "Rocky IV" y "Cobra". Amante del Everton de la Premier League, del boxeo y de la obra de Edgar Allan Poe, Tenerife se presenta, quizás, como la última oportunidad para alcanzar la redención que John Rambo persigue desde hace años.

El caso de Mel Gibson es distinto. Sin renunciar a apariciones inundadas de adrenalina, -concentrada especialmente en la saga policiaca de "Arma letal"-, sus inicios fueron deslumbrantes gracias a las apariciones que tuvo en "Mad Max" (1979) y "Mad Max II" (1981). Su caché creció rápidamente, aunque casi siempre alrededor de proyectos con un perfil parecido. "Ataque Fuerza Z" (1982), "Motín a bordo" (1984) o "Air America" (1990). Ese mismo año algo cambió en su interior y acabó aceptando entrar en los créditos de "Hamlet". Su gran momento estaba a punto de llegar. Meterse en la piel del bravo William Wallace propició un giro de 180 grados a su carrera profesional. Sobre todo, a raíz de conquistar dos Oscar por "Braveheart" -mejor director y mejor película- y un Globo de Oro. Antes de este triple reconocimiento únicamente había desarrollado las labores de director en "El hombre sin rostro" (1993).

En el año 2000 quiso repetir los éxitos del año 1995, esta vez trabajando a las órdenes de Roland Emmerich, en "El patriota", una trama protagonizada en Carolona del Sur en la que el padre de una familia se ve arrastrado a participar en la Revolución estadounidense después de que su familia fuera amenazada. Pero de los seis proyectos que ha dirigido y producido, especialmente dos, han sido objetos de múltiples polémicas: "La pasión de Cristo" (2004) y "Apocalypto" (2006).

Solo con la cinta que recreaba las últimas horas de Jesucristo logró recaudar más de 600 millones de dólares. Con firmes tradiciones católicas, ese proyecto le creó muchas acusaciones por su antisemitismo. Asociado con el consumo de alcohol -en una entrevista reconoció que empezó a beber a los 12 años-, por su conexión con varios casos de violencia doméstica y unas conductas homófobas, Mel Gibson regresa al plató para, desde Tenerife, liderar a unos marines que combatirán el mal. Septiembre, además de una breve aparición de "Wonder Woman", promete grandes emociones en la Isla.