Irónico, juguetón y sobrado de encanto, Randy Newman celebró hoy los 50 años de su carrera, erigida sobre exitosas canciones para el cine y los sarcásticos retratos cotidianos de su obra en solitario, con un concierto memorable en el legendario Hollywood Bowl de Los Ángeles (EE.UU.).

Aunque el gran público le conoce sobre todo por aclamadas bandas sonoras como las de "Toy Story" o "Ragtime" (cuenta con dos Óscar tras haber sido nominado en 20 ocasiones), Randy Newman, que en noviembre cumplirá 75 años, es además uno de los compositores y cantantes más singulares que ha dado la música popular estadounidense en las últimas décadas.

Aprovechando que se cumple medio siglo de su debut discográfico, Randy Newman repasó hoy sus once álbumes en solitario, más allá de la gran pantalla, ante el público que prácticamente llenó el Hollywood Bowl, el famoso teatro al aire libre de Los Ángeles con capacidad para 17.500 personas.

Con zapatillas deportivas, polo negro de manga corta y aire desgarbado se presentó hoy Newman para sentarse ante su inseparable piano cuando el sol se retiraba en uno más de los plácidos atardeceres de California.

El músico contó con dos formaciones como escuderas: la orquesta del Hollywood Bowl, para sus temas más líricos y melancólicos, y su propia banda, para sus traviesas canciones en las que mezcla jazz, rhythm and blues y tímidas gotas de rock.

Con "Birmingham" y "Mama Told Me Not To Come" comenzó una velada marcada por el buen humor de Newman, casi convertido en monologuista.

Y es que el sarcasmo ha marcado de principio a fin la carrera de un músico que en Nueva Orleans encontró el sonido liviano y tierno de su piano y que en Los Ángeles se empapó del ambiente despreocupado y hedonista de la Costa Oeste.

Así, tras desnudarse (musicalmente) en el "striptease" de "You Can Leave Your Hat On", Newman bromeó sobre las vergüenzas del comunismo y el capitalismo en "The World Isn''t Fair".

Quizá por su extensa relación con Disney y sus joviales melodías, la música de Newman puede parecer inocente.

Pero bajo esa apariencia naíf y un alegre piano para no dejar de menear la cabeza, su obra siempre encierra dobles significados, críticas encubiertas o mensajes irónicos más o menos ocultos.

De ello dejó buena muestra hoy con "Putin", un chistoso boceto del mandatario ruso, o "Political Science", en la que se lamenta burlonamente de lo incomprendida que es la política exterior estadounidense en el resto del mundo.

"En Europa ya no se ríen con esta canción", comentó al final de un tema en el que, como quien sale silbando a pasear al perro, amenaza con bombardear medio mundo para proteger la bandera de barras y estrellas.

Las miserias y mentiras del sueño estadounidense son uno de los asuntos preferidos de Newman, que en "It''s a Jungle Out There", bajo unos arreglos de jazz multicolor, fue capaz de hablar de oscuros temas como la contaminación, la brutalidad policial o los peligros de la tecnología.

Aunque no paró de contar chistes entre canción y canción, Newman también reservó tiempo para ponerse romántico en "I Love to See You Smile", donde aseguró a su amada que el único sitio en el que quiere estar es donde pueda ver su sonrisa.

Sin obviar grandes éxitos como "Short People" o la inolvidable "You''ve Got a Friend in Me", una maravilla sobre la amistad en un mundo pop abarrotado de canciones sobre amor, Newman encaró la parte final con "Sail Away", en la que un traficante pinta EE.UU. como un paraíso para los futuros esclavos, o "Lonely at The Top", acerca de los sinsabores y frustraciones de la fama.

Sin embargo, el momento que mejor resumió hoy la astucia de Newman fue su interpretación de "I Love L.A.".

Con una letra ambivalente que tanto habla de lo bueno como de los desastres y estereotipos de Los Ángeles, "I Love L.A." se ha convertido, paradójicamente, en todo un himno de la ciudad californiana y como tal fue entonado hoy de pie por el público del Hollywood Bowl, toda una demostración de que Randy Newman, por mucho que pasen los años, sigue siendo el tipo más listo de la clase.