Una vez le ofrecieron adquirir un reloj de Elvis Presley y, más recientemente, otro de James Dean. Jaime Azpilicueta, hijo adoptivo de Tenerife, se interesó por esos artículos, aunque al final no los compró. "Yo no suelo participar en subastas, pero en esta había unos elementos emocionales que acabaron por convencerme", asegura tras pujar con éxito por el último vestido que lució en público la actriz Bette Davis antes de morir en París.

La prenda llegó hace unos días a su casa, y con ella, algunos recuerdos que nacieron en las primeras fechas del otoño de 1989. "Yo estaba trabajando para el Festival Internacional de Cine de San Sebastián y ese año se homenajeaba a Bette Davis", cuenta sobre los orígenes de una historia que recuperó en abril de este año con una subasta por internet que se inició con una cifra de 500 euros. "No voy a decir lo que me costó, pero el precio de salida se multiplicó por más de 10", comentó sin poder evitar la calentura que vino después con el plus que tuvo que pagar en la aduana. "Entre una cosa y otra me salió un pico, pero ahora lo tengo en mi casa, metido en una urna de cristal y cada vez que paso por delante aparecen los recuerdos acumulados en octubre de hace 29 años", enumera sin evitar una dosis de emoción.

Azpilicueta explica que la intérprete nacida en Massachusett en 1908 no gozaba de una buena salud cuando la invitaron a Donosti. "Voló de Los Ángeles a Nueva York y descansó un día, tomó un vuelo de Estados Unidos a Gran Bretaña y volvió a reposar otras 24 horas y la penúltima parada también fue aérea entre Londres y París. En la capital francesa estuvo hasta que voló a Biarritz", resume sobre una travesía interminable que acabó generando un gran sentimiento de pena en el director donostiarra. "Quisimos impedir que la prensa la viera así", dice, y añade: "Aún conservo el impacto que provocó conocer a esta diva. No pesaba más de 35 kilos, pero ella insistía en el hecho de que había realizado un ofrecimiento tan agotador porque quería demostrarle al mundo que seguía viva", reconoce, sin obviar que la organización del festival tenía preparada una silla de ruedas que la ganadora de dos Oscar -por sus intervenciones en "Peligrosa" y "Jezabel"- no quiso usar cuando accedió al hotel María Cristina de San Sebastián.

Bette Davis se expuso a los fotógrafos con el vestido oscuro que hoy está en la casa de Azpilicueta. El "paseo" bajo los objetivos no fue largo y, enseguida, se recluyó en su suite. "La verdad es que no me hizo mucho caso y su secretaria tampoco", confiesa antes de aclarar el giro de 180 grados que dio su relación. "Yo era el encargado de planificar todo lo que ocurría en el escenario y había lidiado con gente difícil como Ava Gardner o Robert Mitchum, pero Bette Davis tenía mucha mala leche... Ella me vio en una entrevista que me hicieron para la televisión y me mandó a llamar", declara sobre las vísperas de un encuentro que duró varias horas. "Hablamos de cine y de otras cosas. También discutimos sobre algunos temas vinculados con la organización de la ceremonia, pero al final accedió a colaborar".

Azpilicueta revela que Davis hizo venir a un maquillador de París para que la prepararan con vistas a la gala. "Vino con tan mala suerte de que estaba afectado por una gripe que acabó mermando aún más la salud de la actriz", dijo sobre la protagonista de iconos del cine como "La carta", "Eva al desnudo" o "Amarga victoria". "Nos pusimos en contacto con el doctor que la trataba en Los Ángeles y nos advirtió de que le quedaban unos días de vida. Ella quiso morir en suelo americano y por eso se decidió preparar su traslado en un avión medicalizado para que ingresara de urgencias en el hospital americano Neuilly-Sur-Seine de París. Abandonó el hotel vestida con el traje oscuro -aún conserva en una de sus hombreras la marca de un pequeño vómito- y con una dignidad que no hacía presagiar lo que iba a ocurrir horas más tarde: Bette Davis falleció el 6 de octubre de 1989. "Era un ser maravilloso y esta prenda revive la fascinación que sentí al conocer a una mujer y actriz que era única", concluye.

Jaime Azpilicueta

Director / Hijo adoptivo de la ISla de Tenerife