El manga se ha convertido en una forma de entretenimiento más en Occidente. Este tipo de lecturas ilustradas son un elemento más de la cultura nipona y forman parte de una "industria consolidada". Sin embargo, "los japoneses no son conscientes del éxito del manga fuera de Japón".

Así lo afirmó ayer el mangaka Yuji Shiozuki, autor de Ikki Tousen, una "eminencia" del cómic japonés cuyo caso de éxito se sigue considerando "particular" dentro de las fronteras del país nipón.

En su país, hay un periodo entre que se acaba la universidad y se empieza a trabajar en el que los recién graduados no tienen nada que hacer. Ese fue justo el momento que Shiozuki aprovechó para presentarse a un concurso de nuevos talentos en una revista de manga.

"Envié una historia y gané, me dieron 300.000 yenes", recordó el mangaka. "Es como si me hubiera tocado la loteria", insistió. Y es que el caso de Shiozuki es muy atípico. "Tenía talento", argumentó.

Pero no todo sale de la nada, y el escritor y dibujante muchas veces ha pasado por el típico "bloqueo de escritor". "Tuve problemas con Ikki Tousen en algunas ocasiones", afirmó. "No me salía nada y recuerdo haber recorrido la habitación dando vueltas durante horas como si de un oso polar en un zoo se tratara", explicó.

Sobre el futuro de su obra principal, el mangaka afirma que le quedarán al menos 10 años más de trabajo en el manga. Además, en los próximos años planea seguir produciendo una miniseria anime inspirada en el cómic, gracias a una nueva fuente de financiación.