Un municipio "saudí", que tal es como le gusta al profesor Wladimiro Rodríguez Brito denominar a esos ricos núcleos turísticos, suele presumir de sus políticas. Pero lo cierto es que, aún siendo acaudalados, la defensa del arte y la cultura no parece ocupar la escala de prioridades para sus regidores municipales.

Como muestra, el caso de Arona, en el sur de Tenerife, donde la escultura "Trampa de viento" (2002), obra del lagunero Juan López Salvador y realizada en acero corten, es víctima del desdén y el olvido. La majestuosa pieza requiere una reparación urgente que, además de devolverle su valor artístico, garantice la seguridad del sinfín de personas que transitan por el Paseo Marítimo Francisco Andrade Fumero, el lugar donde está emplazada.

El pasado 5 de junio de 2017, este artista registraba en el Ayuntamiento de Arona un escrito dirigido al alcalde del municipio sureño, petición sobre la que, a día de hoy, dice no haber recibido respuesta alguna, ni escrita ni tampoco telefónica.

En aquella misiva, traspapelada o simplemente orillada, Juan López Salvador manifestaba su "enorme preocupación" por el mal estado de conservación de la obra.

El autor insistía en que resultaba preciso "tomar medidas" no solo orientadas a garantizar la conservación de la pieza, en virtud de su valor artístico, sino también como actuación para la seguridad pública. Ya en su momento solicitó de los responsables del Consistorio aronero que se retirasen dos bancos y dos papeleras que se habían instalado en el entorno de la pieza, ya que a su juicio rompían el conjunto, "desvirtuando absolutamente la esencia de la obra", explica.

A propósito de esta demanda por parte del artista lagunero, el pasado 30 de abril, la catedrática de Historia del Arte por la Universidad Complutense de Madrid y especializada en arte contemporáneo, Pilar Carreño Corbella, ponía el acento sobre la delicada situación que atraviesa la obra, precisamente mientras se encontraba realizando un estudio monográfico sobre la trayectoria artística de Juan López Salvador.

"Se hace necesario un mantenimiento para su correcta conservación y/o restauración", señala, "dadas las extremas condiciones ambientales a las que está expuesta", en virtud de su proximidad al mar y de la constante exposición a los efectos del aerosol marino, además de otros agentes externos tales como pintadas, al tiempo que censuraba la "inexistente política de conservación preventiva" por parte municipal.

La catedrática advierte de que "urge actuar rápidamente en su conservación" porque, debido a sus enormes dimensiones, la pieza "representa un peligro para los transeúntes". Por esta razón recomienda, como medida cautelar, "vallar todo el perímetro circundante del conjunto" y no solo una parte, como ha sucedido hasta ahora.

Pilar Carreño subraya, por último, que la legislación española contempla el derecho de propiedad intelectual de los artistas, "que los acompaña toda su vida, también a sus herederos, lo que exige un respeto integral de la obra". En este sentido, entiende que se debe reparar el desgaste que "Trampa de viento" ha sufrido a lo largo de los años, "que no solo deteriora la imagen de la obra, sino la del artista".

Esta singular y majestuosa pieza se ha consolidado como una de las imágenes emblemáticas y más reconocibles del núcleo turístico. Tanto es así que aparece como referente en el apartado "Ruta de las esculturas", en la página oficial www.arona.org, el municipio la ha utilizado para sus campañas de promoción exterior y los transeúntes la toman como encuadre para sus fotografías.

La dimensión artística de Juan López Salvador va más allá de las formas; su obra destaca por su creatividad. Además de buscar volúmenes y texturas, concilia la abstracción con la naturaleza, busca la esencia de los paisajes, sus formas rocosas, el dinamismo del viento y la sensación que pueden provocar en el ser tales experiencias.

En un primer momento trabajó la madera, con predilección por la tea, para luego dar paso al metal, plomo, hierro o acero. Este escultor observa la naturaleza y se inspira en ella para investigar diferentes texturas. En sus obras intenta aunar los estados del alma con el paisaje y sus diferentes sensaciones: vértigo, agitación, calma, equilibrio, las mismas que puede experimentar el ser humano ante el mar.

Un escultor autodidacta

Juan López Salvador (San Cristóbal de La Laguna, 1951) es un escultor de formación autodidacta, numerario de la Real Academia de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, donde ingresó el 9 de junio de 2009. Ha desempeñado funciones de director de montajes de exposiciones de artes plásticas en la Viceconsejería de Cultura del Gobierno de Canarias. Este artista ha participado en numerosas exposiciones colectivas entre las que cabe destacar "Límite de la expresión plástica en Canarias", "Frontera Sur" (que itineró por Madrid, Barcelona, otras ciudades españolas y Lisboa), "Desde el volcán" (Washington, Nueva York y Caracas), "Desde los 70", "Mareas" (Mallorca y Las Palmas) o "Identidad y cosmopolitismo", (Madrid y París), entre otras muchas. Ha realizado más de una veintena de exposiciones individuales en distintas ciudades de Canarias, Madrid y Barcelona. Sus obras figuran en las colecciones del CAAM y del TEA y en privadas de Canarias, Madrid, Barcelona, Londres EEUU, Alemania y Polonia.