El propósito de este artículo es ofrecer algunas razones para incrementar el nivel de gasto en arquitectura de calidad en entornos históricos en los presupuestos de la Comunidad autónoma de Canarias para el año 2019 y siguientes, por si pudiera ayudar a los parlamentarios y al gobierno en la difícil misión que tienen por delante.

Como primera cuestión conviene recordar algunos aspectos relativos a la trascendencia de la arquitectura para el desarrollo económico.

La arquitectura ofrece, a la vista de todos (un libro no se ve si no se abre y se lee, al igual que una obra de arte si no se visita un museo, pero la arquitectura te la encuentras en cada esquina) ingredientes que alimentan la capacidad de reflexión de una sociedad, cuestión ésta que es imprescindible para construir un mejor futuro.

Todos estamos de acuerdo en que debemos cambiar las bases de crecimiento económico, porque las actuales ofrecen cada vez rendimientos decrecientes a costes sociales más altos y porque el turismo, tal y como está concebido ahora es la única cesta en la que tenemos todos los huevos.

Reflexionar sobre las tendencias actuales e idear el futuro, es una acción "cultural" de primer orden de importancia en una sociedad cada vez más compleja, sometida siempre a limitaciones de lejanía y pequeña dimensión y esta acción la pueden hacer los y las arquitectos dejando su impronta a la vista de todos, cambiando las realidades e incorporando a la actividad económica lugares que ahora no aparecen en el imaginario colectivo que el mundo tiene de lo que es Canarias. O incorporando los viejos lugares a los recorridos deseables.

Sin embargo, sorprende la escasez de esfuerzos públicos y privados para dotar a la población de Canarias de arquitectura de alto nivel y cabe preguntarse a quien corresponde la responsabilidad de mejorar el estado de las cosas.

La buena arquitectura, aún sin que sea su propósito, despliega sobre la sociedad, en general, un conjunto de efectos beneficiosos porque son, generalmente, contribuyen poderosamente al crecimiento de otras actividades. Si tuviéramos verdadera capacidad de reflexión estratégica orientada a crear un mejor futuro, si tuviéramos amplitud de miras y trabajáramos pensando en el futuro a largo plazo nos daríamos cuenta del valor que tiene trabajar, a través de la buena arquitectura de calidad, apostando por el turismo naranja.

Ya sé que los turistas que vienen a Canarias vienen a tomar el sol, ese es básicamente nuestro negocio principal, pero a veces no hay sol y a veces hemos visto como en otros lugares el sol no es suficiente. Para competir con otros destinos tenemos que ser especiales, como lo es, por ejemplo, Lanzarote. La gente no viene a Lanzarote solo a tomar el sol, aprovechan y visitan los lugares especiales (arquitectura de calidad) que creó básicamente un artista, César Manrique.

El turismo tiene que adaptarse a las nuevas demandas de los consumidores de hoy, cada vez más exigentes en cuanto a la calidad y variedad de los servicios y con una amplia gama de motivaciones para viajar.

El turismo naranja ofrece esa oportunidad. Turismo naranja es básicamente el turismo cultural, y un turismo que valora, por ejemplo, los conjuntos históricos cuya naturaleza histórica, cultural, económica, social y simbólica puede ser un complemento perfecto para el sol y playa.

Utilizando el lenguaje de la publicidad viene a ser algo similar a una «imagen de marca». Un casco antiguo, en cualquier ciudad, constituye el espacio histórico por excelencia y, en gran medida, la memoria colectiva de la ciudad: es un libro de piedras y ladrillos que cuenta la historia de la ciudad, pero los dejamos morir porque no añadimos modernidad, y si no añadimos el siglo XXI a esa historia perderemos parte de su potencial.