La exposición titulada "Ángel Sánchez, 50 años de poesía visual", que hasta el próximo 29 de julio se exhibe en el Círculo de Bellas Artes de la capital tinerfeña, supone un desafío. De un lado, para los ideadores de la muestra, Juan Carlos Camps y Juan Pedro Ramallo, y, de otro, para el visitante que dirige su mirada a estas formas experimentales.

A esta pareja de "constructores", lo primero que se les vino a la cabeza fue cómo dimensionar la ingente obra de un creador como el galdense, un hombre encuadernado en los moldes renacentistas y encerrado en un cuerpo (poeta y narrador, ensayista y antropólogo), reciente Premio Canarias de Literatura.

Y es que, tal y como confiesa Camps, "diseñar este montaje ha significado una auténtica lucha", tanto desde lo conceptual como también desde lo estético.

Durante semanas, y con el apoyo del pintor Augusto Vives, fueron seleccionando en Las Palmas aquellas piezas del caudal creativo de Ángel Sánchez consideradas más representativas de su trayectoria, "un proceso durísimo", señalan.

Así, aplicando un método cronológico, diacrónico, se fueron adaptando las piezas a las medidas de la sala expositiva, al lenguaje de los espacios, distribuidos en dos alturas, desde láminas, impresiones y collages hasta unas vitrinas que recogen reportajes periodísiticos y objetos.

"Él se considera un artista pop y las técnicas que utiliza reflejan una viva y fresca modernidad", cuando se trata de creaciones con veinte, treinta y más años de edad, subraya Juan Pedro Ramallo, pero que llegan a la orilla de la actualidad como el mensaje lanzado al mar en el interior de una botella.

No resulta fácil definir y tampoco aprehender una forma experimental como la poesía visual que, en definitiva, reivindica el código más antiguo: el de la imagen.

Y en este capítulo, Ángel Sánchez está considerado un canario adelantado a su tiempo -acaso el único exponente de este movimiento en las Islas- y, además, original por lo diferente.

En sus creaciones no sólo intervienen las palabras, también aparecen la tipografía, las letras como tales, con sus propios juegos fugados y una excepcional belleza, su particular disposición en el espacio, el color o su ausencia, retazos del arte del cartelismo...

En esa gama de creaciones verbovisuales, los ojos y el corazón pueden tropezarse con poemas en forma de ecuaciones matemáticas o también partituras musicales; collages; obra xerigráfica; escritos asémicos, construidos a partir de caligrafías inventadas.

Color, forma, disposición, proximidad a las imágenes e integración son elementos sustantivos de este arte. Y así, desde el lenguaje icónico al verbal, el proceso creativo de este canario universal nos conduce a lo emocional. La muestra del Círculo de Bellas Artes no deja indiferente a nadie: conmueve y remueve.

Juan Carlos Camps

responsable del montaje de la muestra

Juan Pedro Ramallo

responsable del montaje de la muestra