La escenografía de "La traviata" está en manos del director técnico de Ópera de Tenerife, Jorge Cabrera (Santa Cruz de Tenerife, 1977), que asume el reto de llevar una ópera fuera de los escenarios habituales de representación, algo que, como reconoce, "solo lo permite la madurez que ha adquirido el equipo técnico de Auditorio de Tenerife a través de los últimos 14 años".

"La traviata", que colgó el cartel de entradas agotadas en las cuatro representaciones que tuvieron lugar en el Paraninfo de la ULL del 31 de mayo al 3 de junio, se volverá a representar, pero esta vez al aire libre, mañana, sábado (21:00) y el domingo (18:00) en la Glorieta de San Francisco (Garachico).

La experiencia adquirida por el equipo de Auditorio es la que hace que esta producción de "La traviata" sea considerada en las últimas semanas como la más tinerfeña porque, según su escenógrafo, "hemos pasado de aprender y de representar producciones concebidas por otros a producir, fabricar y crear nuestras propias ideas", y señala que, en este sentido, "somos independientes: de seguir una receta, ahora la diseñamos", reflexiona el escenógrafo. Además, destaca que "todo el personal artístico o técnico, indistintamente de su lugar de nacimiento, se siente identificado con este proyecto canario, trasladando en el exterior la identificación de la Isla como una gran sede de producción".

En consecuencia, afirma que, "en realidad, Auditorio de Tenerife hace ya tiempo que está fuera de los límites del propio recinto". Tal como ha sucedido en los últimos años, en el cómputo de montajes del mayor centro de producción cultural de Canarias se contemplan los trabajos en "los teatros Massimo de Palermo, el Comunale de Bolonia y el Carlo Felice de Génova, entre otros; o los nuevos proyectos que incluyen el Teatro Regio de Parma o el salto trasatlántico hacia el Teatro Colón de Buenos Aires".

Cabrera se muestra convencido de que el proyecto iniciado en la presente temporada Ópera Pocket, del que forma parte la obra, "nace con el claro objetivo de acercar y abrir el género operístico a todo el que quiera acercarse en un ambiente algo menos formal que la butaca de un teatro". Apelando a una metáfora sostiene que "la ópera y la cultura no nacieron para encerrarse en un edificio". Además define el espectáculo en el exterior como "una experiencia colectiva diferente".

Lo que hace especial el montaje de "La traviata" en Garachico será el reto de "generar un espacio escénico dentro del escenario urbano". En este sentido, en aras de buscar "las mejores condiciones acústicas y evitar el viento, se ha elegido la Glorieta de San Francisco como el enclave más adecuado que pueda permitir esta representación".

En el diseño nada es casual. "La escenografía está planteada con materiales de primera calidad y elementos estructurales que soportan las posibles inclemencias del tiempo", desgrana Cabrera. "Además, su forma semicilíndrica está pensada para buscar la máxima estabilidad en cualquier situación". La escena transportará al espectador hasta un París decimonónico donde conviven la fusión de elementos constructivos y los nuevos materiales de la revolución industrial, como el hierro forjado o el vidrio.

Cabrera destaca que "todo lo que se verá en el escenario son diseños exclusivos, como el patrón de la barandilla, el espejo o el cuadro que presidirán el salón de Violetta Valèry; incluso las paredes que están revestidas con tela de Damasco. Todo es real", sentencia.

La colaboración de muchos profesionales ha permitido la producción de un trabajo "que mantiene las calidades y el detalle de cualquier gran producción que pueda verse en un recinto cerrado". O incluso más, porque "se magnifica toda la calidad". Cabrera enumera un amplio listado que atestigua la fidedigna representación del marco histórico: "La cristalería, la cerámica o las cortinas son originales de la época; las lámparas están cedidas por el Casino Taoro".