Casi al mismo tiempo que el Real Madrid y el Liverpool se estarán jugando la supremacía europea en Kiev, ella aparecerá en el escenario de la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife para ofrecer un catálogo musical que forma parte de la agenda del Festival Mar Abierto. "Si no me he ido aún es porque creo en lo que hago", reivindica Luz Casal (1958) en la línea de salida de una entrevista en la que aborda distintos aspectos de una profesión que le ha regalado alegrías y penas. "Muchas de ellas llegaron sin avisar, pero he tratado de convivir a su lado de la mejor manera que sé", remarca una mujer con alma de rock y piel de terciopelo que ha aprendido a valorar las cosas en su justa medida. "Es importante saber qué puede coger y qué debes dejar pasar: la vida consiste en decidir; acumular aciertos y errores sin más", sostiene una intérprete que agotó hace días el aforo del espacio cultural capitalino.

Utilizando una referencia que Jorge Valdano hizo sobre la ausencia de memoria que existe en el fútbol, ¿hay algo similar en el oficio de cantante que genere esas lagunas?

Un artista nunca llega a controlar del todo los envoltorios de un concierto. Yo, por ejemplo, nunca sé cómo va a reaccionar el público. Sé que la gente viene y que me regala un cariño desmedido, pero antes de vivir ese momento me planteo si ellos van a seguir ahí después de tanto tiempo o hay otro artista que ha ocupado el espacio que ellos me dedicaron la última vez que me crucé con ellos. No es una cuestión de inseguridad, es la realidad de un día a día que no suele ser demasiado benévola con el paso del tiempo...

¿Queda alguna cuestión asociada a este oficio que le siga sorprendiendo?

Sí, muchas... Esta es una profesión maravillosa. Sobre todo, cuando está cimentada en algo vocacional. Eso no quita para que en muchos casos se den situaciones ingratas. Normalmente te levantas con la sensación de que nunca vas a llegar al lugar que te has imaginado que deseas llegar, es decir, algo parecido a una carrera de fondo en la que no puedes desfallecer. No sé si son muchas o pocas, pero tengo la impresión de que me faltan cosas por aprender. El cuerpo, la mente y el corazón deben estar siempre dispuestos a afrontar nuevos retos vitales.

¿Qué se le pasa por la cabeza a una artista que continúa agotando aforos, que ha visto a muchos cantantes crecer como la espuma antes de desvanecerse para siempre, que ha tenido que convivir a múltiples revoluciones desde dentro de la industria musical...?

Las veces que me planteo ese tipo de reflexiones acabo llegando a la misma conclusión: ¡Qué suerte tengo, que sigo aquí! La ilusión sigue intacta y el interés que me transmite el público, no solo las personas que han estado desde el principio sino las que tienen una curiosidad mucho más tierna, es fundamental para no rendirse cuando aparece una mala racha. Le juro que esos instantes de cierta descomposición se dan a lo largo de los años. El trabajo y la perseverancia son dos elementos claves para intentar seguir en pie: no me he cansado de trabajar para la música.

¿Cómo se logra esa "supervivencia" artística en periodos en los que las modas o intereses comerciales parecen que están por delante del talento o el trabajo?

Yo no tengo claro a qué generación pertenezco, hago esto sin atender a la edad del público. Es evidente que he nacido en un tiempo que tiene sus propias influencias ambientales, culturales, económicas, sociales... Yo pertenezco a un tiempo, pero no me querido anclar a él. Todo lo que me rodea también me pertenece a mí.

¿Por lo que cuenta, no hay duda de que Luz Casal es una mujer a la que no le "asustan" los cambios?

Los cambios no son malos si se saben asimilar. Yo no entiendo de edades. Unas plataformas (zapatos) se las puede poner una joven de 20, una mujer de 40 o una señora de 60. Lo importante es que esté segura de que las quiere llevar. Yo no lo vincularía todo a ella, pero reconozco que he tenido varios golpes de suerte en mi vida.

Pero el azar hay que buscarlo, a uno/a no le toca la Lotería sin jugar a ella, ¿no?

Más bien hay que saber trabajárselo... Si no vas a por algo en la vida es muy difícil que ella te recompense.

¿Del contenido de sus respuestas se desprende que usted es un ser que prefiere hablar de transformación en lugar de reinventarse?

Reinventarme es un término que no siento próximo a mi manera de vivir esta profesión. Siempre he procurado no conformarme con lo que ya hice. Dar más de lo mismo supone contribuir a un engaño que a mi edad ya no me puedo permitir (silencio). Nunca me he preocupado por el hecho de que una persona pudiera pensar que me he metido en un género musical en el que no debería estar. La música es como una excursión que te invita a disfrutar de muchos paisajes. Vivir sin miedo me da seguridad, lo otro resulta demasiado aburrido.

¿Le escenario le da vida?

La defensa de todo lo que hago, y lo que hice, está ahí. Si mi vida artística fuera una impostura no habría durado tantos años. Soy una mujer que no sabe mentir; de esas que si intentara contar una mentira se le notaría un montón. Hago lo que necesito hacer sin caer en la repetición. Mi personalidad artística es la que es. Con todas sus aristas y sus particularidades, soy Luz Casal y eso es algo que el tiempo ya no puede cambiar. No me voy a quejar de nada porque sigo disfrutando el oficio, la compañía de la gente, de la adrenalina que supone autoimpulsar mi vida a una estación a la que no creí que iba a llegar nunca. Soy un ser peleón, con cierto talento artístico, al que no le asusta casi nada.

Concierto: 26 de mayo.

Lugar: Auditorio de Tenerife.

Hora: 21:00.