El prestigioso artista, docente y arquitecto Ernesto Valcárcel (Santa Cruz de Tenerife, 1951) ha "vuelto" a la juventud, a sus primeros pasos como creador, con la exposición "Ab initio" (Desde el inicio), que se desarrolla hasta el 12 de mayo, en la galería Artizar de La Laguna.

Esta muestra, promovida por el galerista Carlos Pinto Trujillo, ha conseguido reunir una veintena de piezas, entre dibujos de diversos formatos, seis volúmenes de pared y dos dameros, verdaderas esculturas habitadas por una serie de piezas intercambiables que expuso, por primera vez, en la galería Conca de La Laguna en 1973, bajo el título "Materia, rito y alquimia".

Como afirma Pinto Trujillo, que propone a partir de ahora una revisión de artistas importantes para la historia de Artizar, que cumple treinta años, "la voluntad instalativa que desde sus inicios ha animado el trabajo de Ernesto Valcárcel se va a materializar en una obra excesiva y provocadora: cuelga de las paredes lienzos embarnecidos hasta requintar, con tensas adiposidades, vísceras o texturas, y los rodea de objetos que parecían desgajados de los cuadros, vertidos en la exterioridad a la que estos aspiraban, objetos con los que invade el espacio transitable creando un ámbito de resonancias orgánicas, un envolvente seno que acogía y hasta cierto punto digería al espectador".

El propio artista aseguró ser un verdadero "reto" estimulante revisar aquella obra de sus orígenes a través de "Ab initio", cuando tenía veinte años.

"Estaba empezando y aprendiendo. Me había detenido bastante tiempo en lo que es la abstracción, sobre todo en los expresionistas abstractos, pero tenía ganas de seguir hacia adelante. Realmente estaba influenciado por un montón de cosas que estaban saliendo y constituían las vanguardias, como el conceptualismo, el arte povera, el novo realismo...".

Recordó su primer viaje a Londres y vio las intervenciones del artista búlgaro Christo Javacheff, en las que empaquetaba edificios con lonas gigantescas. "Me impresionó el carácter de esos objetos empaquetados. Su eslogan era ampliar los horizontes de expectación y para mí lo conseguía con esas actuaciones. Influenciado por ese tipo de cosas empecé a hacer este tipo de obra tridimensional, aunque más trabajada, más artesanal".

"También quería -añadió- aprender técnicas, a pintar aquello que quería que fueran instalaciones efímeras que se montaban y desmontaban una vez hechas, pues acabaron en realidad convertidas en esculturas que se vendieron muy bien", explicó.

Aquel periodo de los 70, en el que propuso una obra todavía aún vigente, se caracterizó por realizar un trabajo muy artesanal que le llevaba semanas. Una década coherente en cuanto a los formatos, las técnicas y los soportes.

"Echaba de menos la espontaneidad del expresionismo abstracto, el gestualismo, obras más inmediatas. A partir de los 80 me entregué totalmente a la espontaneidad y cada exposición era totalmente diferente en cuanto a tema, técnica, estilo, formato y soporte, pero sin embargo había una línea conceptual que daba coherencia a todos esos trabajos que al público le parecían hechos por artistas distintos".

En este sentido, reconoció que aunque se le criticara por esta tendencia, era lo que más le atraía. a pesar de que algunos críticos lo interpretaran como un síntoma de inmadurez.

"Me interesaban cosas como el carácter esotérico de las sociedades secretas como los rosacruces o los masones. La verdad es que siempre me ha atraído el carácter secreto de los alquimistas. La alquimia es apropiada para relacionarla con las artes visuales, porque los alquimistas querían trasmutar la materia. Si hay una profesión capaz de trasmutar las cosas es la del artista, como el arte povera, que conseguía con lo que potencialmente es basura crear auténticas obras de arte. La actividad plástica es capaz de trasformar cosas en objetos más valiosos", matizó.

Otro aspecto muy presente en la obra de Valcárcel, que fue músico antes de pintor, es el ritmo, derivado de su etapa como batería durante más de diez años en grupos como Los rítmicos y César and Friends, con los que tocó en todos los teatros de la época existentes en Tenerife.

También destacó su faceta como escritor, vocación que ha corrido paralela a todas sus exposiciones con textos relacionados con las artes visuales, sobre todo, además de su reconocida labor docente en diferentes materias, siempre relacionadas con la fenomenología de las artes visuales. Ahora prepara una exposición para el año que viene. "Empecé a exponer en el 69 y el año que viene cumplo cincuenta años en esto y me gustaría hacer algo".

Ernesto Valcárcel

artista, docente y arquitecto