Que en la alfombra roja de los Oscar la mirada se pone en los estilismos que lleva cada una de las actrices o invitadas no es nada nuevo, pero que entre los favoritos, los más destacados o de los que más se habla, no figure ninguna creación de Marchesa es más que llamativo.

La casa que capitanea la exmujer del productor Harvey Weinstein, envuelto en el escándalo sexual que lo ha apartado hasta de su productora, ha pasado de ser una de las más aclamadas a estar prácticamente en el destierro. Una de las últimas apariciones de esta diseñadora fue la de Olivia Culpo en 2017. Las piezas de la colección de la británica Georgina Chapman eran habituales. Por ejemplo, Heidi Klum lo llevó en 2016; Sandra Bullock, en 2011; Jennifer López, en 2007, y muchísimas celebridades en esas y otras ediciones. Sin embargo, en este 2018 ha habido otras firmas que continúan demostrando que la alfombra puede brillar tanto como se merece.

Dior fue la marca elegida tanto por Meryl Streep como Jennifer Lawrence. No se hicieron sombra, incluso podría decirse que consiguieron que la firma se afianzara, aún más si cabe, como una de las favoritas.

El rojo de Streep estuvo acorde con el momento y el papel que juega la actriz en la meca del cine. Un escote pronunciado junto al cinturón que marcaba la figura le aportaba feminidad. Las mangas de talla francesa se remataban, en uno de los brazos, con una majestuosa pulsera rígida de brillantes. La actriz volvió a demostrar personalidad, no dejando de lado las gafas de vista, aunque luego se comentara el parecido con la madrina de Shrek.

Lawrence, que este año no se iba a subir al escenario como premiada, apostó por regalarse todo lo que le gusta. Un vestido espectacular al que dan dinamismo las dimensiones de las lentejuelas que lo bañan. El dibujo lo logra la posición que estas toman, que además no pararon de regalar destellos. Las asillas eran tan delgadas y suaves que podía parecer que no se escondían bajo la melena suelta y ondulada. El maquillaje también la hizo estar guapa, guapísima, destacando tanto rostro, ojos como labios.

Giambattista Valli consiguió situarse en el pódium, sobre todo con dos de sus obras. Por un lado, la que paseó la actriz Sofia Carson, donde la gasa roja de caída sublime se llevaba desde el vestido hasta una capa suave y vaporosa. Las joyas, por su parte, remataron un diseño casi perfecto.

Mientras, la pieza de Zendaya fue una de las más aplaudidas. Los creativos no quisieron obviar el trabajo que son capaces de hacer con este tejido y decidieron darle movimiento y sensualidad en color marrón. El tono no suele ser protagonista y el corte, con cierto aire griego y asimétrico, hizo que la actriz estuviera exultante. Además el maquillaje también se salió de lo que fue la tónica del espectáculo que bailaba entre los más naturales.

Balmain. No se sabe si es que el diseño, el patronaje y el tejido estaban estudiados a la perfección o que quien lo modeló demostró que la percha dura hasta la eternidad. Con ochenta años, Jean Fonda posó con vestido blanco de cola sencilla, manga larga y cuello perfilado, no dejando indiferente a nadie.

Otro tanto sucedió con Rita Moreno que apostó por dar que hablar llevando el mismo vestido que el que lució cuando en 1962 recogía el Oscar a mejor actriz secundaria. Con base negra y rosetones metalizados además de original la actriz se desenvolvía con encanto y naturalidad arrolladora.

Chanel vio en el blanco "el color". La calidez de Margot Robbie se realzó con hombros al descubierto y con caídas sobre los brazos. La superposición de la falda dio juego.

Louis Vuitton consideró los neutros como acierto seguro para hacer brillar a Sandra Bullock. Los metalizados se acercaron al rostro con un cuello perkins que daba luz y se matizaba a medida que se acercaba a los pies. La actriz, que arriesga sobre unas bases bien definidas, volvió a hacer de su estilo su personal seña de identidad.

Hannibal Laguna y Garbiñe Muguruza llegaron y triunfaron sobre la alfombra más codiciada. La firma española jugó con los cortes y las estructuras. Con el negro como base, las asimetrías en falda y escote no recargaron.

Armani Privé destacó, pero no todo fueron piropos. El vestido azul Klein que lució Nicole Kidman llamó la atención por ser demasiado rígido, casi forzado. La australiana suele apostar por este color, lo cual hizo que encima aburriera.

Por su parte, la actriz de "Girl", Allison Williams, derrochó romanticismo con la forma que tomó la organza nude que formó su figura, cuajada de cristal, y dio volumen a la falda, apoyada en las costuras, que permitió moverla con cada paso.

Y es que la moda cada vez habla más, también en el cine.