De un tiempo hasta hoy, antes de que llegase toda la evolución alimentaria de bajo costo a La Palma, los sabores de los productos eran marcados. Los almendrados y almendras sabían a almendra y no a azúcar.

Todo tenía sabor. Entonces el queso sabía a queso...

En los hogares podían lucir los higos, almendras, miel o queso curado, añejo o fresco, que fueron y son el desayuno, almuerzo, merienda o cena de muchos.

A quien le gusta el queso, le gusta el sabor definitorio y? más los curados o añejos. Alimentos que no paran de evolucionar.

Guardan matices gustativos muy peculiares: te agradan o no. No hay término medio.

Para probarlos por primera vez hay que arriesgarse. Para mí es el bocado perfecto para consolidar una reunión o para consolidar las amistades de la "vieja guardia".

*Jefe de cocina de El Duende del Fuego (Los Llanos)