Fue un militar como la copa de un pino, además de una buena persona que ayudó a su tierra natal durante la última etapa de su vida en la capital tinerfeña. Se trata del que fuera teniente general de los Reales Ejércitos de España, Antonio Benavides González (La Matanza de Acentejo, 1678 - Santa Cruz de Tenerife, 1762).

Este ilustre personaje, al que solo se le ha dedicado una calle en Santa Cruz, es el protagonista de la novela histórica "La cruz de plata", cuyo autor, Jesús Villanueva Jiménez (Ceuta, 1960), volverá a recordar hoy en la conferencia que ofrecerá, a partir de las 19:00 horas, en el Centro de Historia y Cultura Militar de Canarias, en Almeyda, con el título "Teniente general Antonio Benavides, caballero templario del siglo XVIII", en la que aportará algunos datos desconocidos sobre su vida.

Villanueva, también autor de "Fuego de bronce" y "La campana y el cañón", siente una verdadera admiración por este tinerfeño, sobre el que ha escrito también un ensayo y numerosos artículos en varios periódicos. "Es una figura que quise sacar del desconocimiento porque nunca se le dio bombo y platillo y siempre estuvo al servicio del prójimo y muy metido en su vida militar".

La charla que ofrecerá hoy en Almeyda se centrará en ampliar algunas de las informaciones contenidas en su libro "La cruz de plata", como la estrecha relación que mantuvo el militar matancero con el Marqués de la Ensenada, al que Fernando VI encargó rehacer la Real Armada Española y el ejército en la zona de Tabasco y Honduras.

"En esa época Benavides era capitán general y gobernador de Yucatán. En ese momento, dicha zona estaba siendo atacada permanentemente por las fuerzas piratas y los corsarios británicos. El marqués de la Ensenada y Benavides establecieron una notable relación epistolar y llegaron a ser grandes amigos sin haberse visto nunca. Fue un importante apoyo para la creación de la nueva Armada, para la que dio buenos consejos, cuando se construyó el "Santísima Trinidad", un navío con cuatro cubiertas y ciento cuarenta cañones que luego participó en la batalla de Trafalgar", episodio del que Villanueva cuenta algo en su novela "La campana y el cañón".

Benavides comenzó su carrera militar cuando con veinte años se enroló como cadete en la "Bandera de La Habana" en Tenerife, trasladándose a la capital cubana, donde sirvió durante tres años y llegó a ser teniente. Durante la Guerra de Sucesión española, el primer monarca borbónico, Felipe V, solicitó en 1702 fuerzas de las Indias para ayudar a combatir contra el Archiduque Carlos de Austria, entre las que vino el soldado tinerfeño.

"El desarrollo más importante de su carrera fue cuando conoció a Felipe V, que lo reincorporó como guardia de corp en caballería, donde llegó a ser "brigadier". El momento culminante llegó cuando pudo salvar la vida al rey durante la guerra en la Batalla de Villaviciosa de Tajuña (Guadalajara), en 1710. Ahí se reforzó su amistad".

El autor de esta novela histórica basada en la vida de Benavides, que cuenta con más de cien personajes, algunos de ficción que presumiblemente existieron, incidió en el episodio que lo catapultó como militar, profesión a la que se dedicó más de treinta años, la Batalla de Villaviciosa.

Era teniente coronel jefe de la caballería a cargo de cuatro escuadrones del ala derecha. Eran veinte mil hombres del ejército borbónico contra otros veinte mil, la mayoría británicos. Comenzaron los bombardeos de la artillería enemiga y Benavides observó que el rey, situado en un puesto elevado, montaba un espectacular caballo blanco que lo convertía en un blanco muy fácil.

"Se dirigió hasta el rey y le advirtió de su situación y le cambió de montura. Entonces Benavides se dirigió a su posición y le cayó cerca una granada que reventó delante del caballo, hiriéndolo gravemente. Cuando acabó la batalla, el rey ordenó que lo localizaran y lo encontraron malherido debajo del caballo, desangrándose".

"Si el Felipe V hubiera seguido en su posición en su caballo blanco podría haber muerto y la historia de España y de Europa hubiera cambiado por completo, porque las alianzas hubieran sido otras", matizó.

Aquel acontecimiento marcó su destino, porque tras "salvar" a Felipe V fue nombrado capitán general y gobernador de San Agustín de La Florida, donde obtuvo muy buenos resultados durante los quince años que permaneció en el cargo. Entre esos logros consiguió proteger la zona y apaciguar a las tribus del lugar, entre ellas la de los apalaches. Después fue capitán general y gobernador de Mérida, del Puerto de Campeche y Veracruz. Allí estuvo vinculado con las flotas de Manila y la de las Indias, con las que desarrolló una gran labor en el comercio de mercancías que luego llegaron a España.

El vínculo de Antonio Benavides con su isla natal se restableció en 1717, cuando volvió a Tenerife por la muerte de su padre. Permaneció un año y volvió a América, hasta que en 1749 regresó para quedarse hasta su muerte.

"Regresó con 71 años a Tenerife, después de despedirse de Felipe VI, quien le ofreció la capitanía general de Canarias, pero estaba muy cansado. Colaboró estrechamente con las autoridades locales y favoreció el comercio de Tenerife con las Indias. El dio los consejos adecuados para organizar una línea de comercio con América que favoreció de manera notable a Santa Cruz. El 22 de noviembre de 1753 redactó un proyecto para el establecimiento de una compañía comercial con las Indias".

Al parecer, este insigne tinerfeño estuvo hospedado hasta su muerte en una celda del Hospital de los Desamparados, actual sede del Museo de la Naturaleza y el Hombre de Santa Cruz. "También pidió ayudas a las autoridades peninsulares y consiguió cierta cantidad para dicho hospital".

La bondad de este tinerfeño le inclinó también a ayudar a sus semejantes. "Se desprendió de todo el dinero que tenía, incluso de su espada y su pistola, que se las dio a una familia necesitada para que las pudieran vender. Todo el dinero se lo dio a la gente del pueblo. Cuando murió, el 9 de enero de 1762, Santa Cruz en masa acudió a su entierro, porque era muy querido", confirmó Jesús Villanueva, quien prepara una novela sobre un acontecimiento notable ocurrido en 1599 que pudo cambiar la historia de Canarias.

Jesús Villanueva Jiménez

escritor y autor de la novela "La cruz de plata"