Su talento natural está envuelto con diferentes capas que fue edificando a partir de sus estudios de guitarra, piano y violín. Las cualidades que vinieron de serie las apuntaló con investigaciones que aplica a su música. "No tengo miedo a experimentar", asegura la joven cubana Daymé Arocena de aventuras como la que acaba de plasmar en los créditos de "Cubafonía", disco que está inundado de sonoridades como las que destapará el lunes, a partir de las 18:00 horas, en el IV Concierto de Año Nuevo de Tenerife, que espera reunir a más de tres mil personas en la Glorieta de San Francisco de Garachico.

Arocena no disimula que es heredera de "La Lupe", Olga Guillot o Celia Cruz, pero ese legado es pasado. "Lo que sucedió nos sirve para tomar impulso... Eso no quiere decir que tengamos que olvidar la tradición, más bien hay que renovarla. Ahora estamos en otro momento y es importante conocer la música que nos sirve de base o fondo para aprovechar esa savia y hacer algo nuevo", añadiendo que "si yo no estudio lo que ya hicieron otros, las posibilidades de repetir lo que ya existe son altas; lo que hay que buscar son nuevos caminos".

Esa curiosidad para identificar dónde están los cimientos de la música cubana es lo que provocó que Daymé callejeara en su último álbum por una docena de géneros distintos: los que saben moverse en esas coordenadas creativas no dudaron en señalar que "Cubafonía" es el proyecto más interesante que se ha creado en la Isla desde la desaparición de Compay Segundo (1907-2003). "Cuba es la llave del Golfo y por allí tuvieron que pasar los que fueron camino del Nuevo Mundo, ellos tuvieron que entrar en contacto con los nativos y alimentar sus conocimientos con lo que encontraron allí... La música cubana es el resultado de influencias que llegaron de África, de Asia, de Europa... Esconder esa realidad significa obviar una riqueza que tenemos que aprovechar".

Referente de importantes certámenes de perfil jazzístico que se celebran cada año en España, Estados Unidos, Noruega o el Reino Unido, Daymé Arocena considera un estímulo asimilar experiencias como la que la trae por primera vez a las Islas para seguir creciendo como artista. "Progresar linealmente en tu territorio, recorriendo de lado a lado el país en el que naciste repetidas veces, acaba siendo aburrido; lo estimulante es cruzar el charco para confrontar lo que se hace en casa con lo que otros muestran en el resto del mundo", cuenta sobre una de las cosas que hay que mejorar en La Habana. "A veces nos falta esa información, pero si tienes interés en conocerla, lo acabas consiguiendo".

Esas dificultades para visualizar lo que hoy hacen en su país creadores con un perfil parecido al suyo es lo que provoca la última reflexión de una intérprete que es admirada por la potencia de su voz. "Cuando el mundo se asombró con la difusión del fenómeno de Buena Vista Social Club, en mi país se estaba haciendo otra música... Ahora ocurre algo parecido, es decir, los pocos que decidimos quedarnos en Cuba tenemos la obligación de mostrar al mundo lo que hacemos", concluye.