Admite cierto agotamiento físico, que no mental, que no le impide seguir en primera línea los latidos de "Sunset Boulevard", el musical que se ha instalado en la Sala Sinfónica del Auditorio de Tenerife hasta el próximo 4 de enero. "El escenario me da vida, no me veo lejos de él... Seguiré dirigiendo hasta que la cabeza esté bien, aunque me tenga que sentar en una silla de ruedas", asegura el donostiarra Jaime Azpilicueta sobre una profesión en la que es relativamente fácil darse de frente con un final igual de trágico que el de Norma Desmond. "A mí no me ha pasado, pero en este mundo eso es algo que ocurre con frecuencia".

¿"Sunset Boulevard" tiene un efecto espejo sobre los que conocen este mundo desde dentro?

La fama es algo efímero que condiciona nuestras vidas, y mucho más cuando vives en un mundo en el que de la noche a la mañana entras o sales de un escaparate. En cuanto alguien vende algo que está de actualidad lo que ya existía pasa a un segundo plano o desaparece para siempre... Perdurar es lo más difícil del mundo.

¿Usted lo ha conseguido?

Llevo cincuenta y pico años dirigiendo y sigo aquí (ríe)... Ahora ya selecciono más lo que me ofrecen porque no lo puedo hacer todo... Ya tengo 76 tacos, que son unos cuantos años, y ahora no trabajo como cuando tenía 20 o 30. No obstante, la mejor medallita que me puedo colocar es que sigo aquí. Los que conocemos este oficio siempre vivimos en la cuerda floja. Eso es muy duro, pero hay que entender que es el pan de cada día...

¿Alguna vez sintió algo parecido a lo que le pasó a Desmond?

No exactamente, aunque hace muchos años se dio un movimiento en la escena nacional en la que apareció gente joven que estaba convencida de que había inventado la vida, que es algo que no sucede porque la vida solo la crea la naturaleza o el poder divino, y que se iba a cargar a la gente de mi generación... Hace años que en las redes sociales me llaman "vieja gloria", pero aquí sigo: disfrutando. Sin embargo, en 2016 gané el premio al mejor director... En esta profesión existe la libertad de apostar por savia nueva o confiar en los que llevamos unos cuantos años en el negocio. ¡Todos tienen derecho a cometer aciertos o errores!

¿Incluso Jaime Azpilicueta?

Yo también (silencio)... A lo largo de mi carrera profesional desarrollé proyectos que me salieron bien y otros que acabaron mal, pero en el cómputo general hay muchos más aciertos que errores. Si la pregunta está conectada con la idea de si me siento una vieja gloria, ya le digo que no tengo esa sensación... Lo que sí ocurre es que me canso más que en el pasado. Eso no sucedía antes, pero hoy es más fácil pillarme en un instante de falta de sueño y nervios bastante grave. ¡Cosas de la edad!

¿Por qué sigue "viviendo" cerca del escenario?

El escenario me da vida, no me veo lejos de él... Estoy preocupado por el cansancio físico del que acabo de hablarle, pero poco más. El día que esa fatiga afecte a mi creatividad sí que me tendré que plantear dejarlo... Seguiré dirigiendo hasta que la cabeza esté bien, aunque me tenga que sentar en una silla de ruedas. Aquí me siento vivo. Esa cosa que ocurre en el escenario y que se traslada al público a través de una carcajada o una situación próxima al llanto me mantiene vivo. Eso no tiene precio. Los años te enseñan a valorar el mérito que has acumulado para generar esas sensaciones en unos seres que no conoces de nada... Yo y el actor o la actriz que abrimos esa conexión sabemos lo difícil que es lograr una complicidad que en cuestión de minutos puede desaparecer para siempre. Aunque hoy le diga que estoy algo cansado, es probable que la próxima semana me esté embarcando en un nuevo proyecto.

¿Es consciente de que con su trabajo consigue entretener a muchas personas?

No sé si alguna vez se lo dije, pero puestos a escribir alguna frase en mi lápida optaría por esta: "Supo entretener"...

Ese continúa siendo el primer reto que debe cubrir el teatro, ¿no?

La vida no es fácil para nadie y encima vivimos rodeados de políticos que en muchos casos no están a la altura de lo que esperamos de ellos. Si a eso sumamos la presión que sentimos en el trabajo, los que tienen la oportunidad de ganarse la vida con él, en el ámbito familiar y otras situaciones internas y externas, no hay duda de que la mejor manera de escapar de esa realidad es pasar dos horas en el teatro. Allí los problemas no van a desaparecer para siempre, pero se olvidan o alivian durante un rato.

Jaime Azpilicueta vive el oficio de una manera apasionada. Es consciente de todo lo que viene después de una noche de estreno y maneja esos tiempos con la solvencia del que sabe que ha cumplido con creces los objetivos marcados. "Yo nunca estoy satisfecho del todo, pero le mentiría si dijera que no me siento feliz por el estreno del miércoles", destaca segundos antes de valorar los 14 minutos de ovación que los espectadores "regalaron" a los protagonistas de "Sunset Boulevard". "¿Sabe que fue el mayor agradecimiento en forma de aplausos que se ha registrado en la historia del Auditorio? Cronómetro en mano, fueron 14 minutos de felicidad", agradece el donostiarra antes de descubrir uno de los secretos de la noche. David Álvarez, actor premiado con un Tony en 2009 por el papel de protagonista del musical "Billy Elliot", aprovechó su estancia en Tenerife para darse una vuelta por la Sala Sinfónica. "Se quedó impresionado con lo que había visto y esa misma emoción me la trasladó gente del teatro que ha vivido muchas experiencias a lo largo de sus trayectorias como empresarios del teatro... La verdad es que llevamos al público hasta un punto donde no sabíamos cómo iba a reaccionar, porque no hay que olvidar que estamos contando un drama que te deja en estado de shock... Lo que sucedió en el Auditorio de Tenerife superó nuestras mejores expectativas", concluyó.