La librería central del Reina Sofía se convirtió en el marco de presentación de la publicación "Fotografía en España (1839-2015) historia, tendencias, estéticas", una obra de Carmelo Vega (Tenerife, 1961), que forma parte de la colección Manuales Arte Cátedra.

La intrahistoria de este trabajo científico tiene que ver con el "tiempo de exposición" de su autor, requerido por su condición de profesor de Historia del Arte Contemporáneo en la Universidad de La Laguna (ULL). De ahí que hace ahora siete años, y aprovechando los paréntesis en su desempeño docente, Carmelo Vega se dedicara a la tarea de revisar fuentes y definir la metodología, actualizando enfoques, planteando nuevos debates y abriendo el ángulo de análisis de la fotografía, entendida como fenómeno social y cultural.

La propuesta supone alumbrar "el primer manual sobre historia de la fotografía que intenta ofrecer una visión de conjunto desde la aparición de la fotografía en España hasta la actualidad", explica el autor, quien empleó tres años en el proceso de redacción.

El espacio temporal de esta publicación queda definido por dos fechas: la de 1839, que coincide con la presentación en París del invento de la fotografía, el daguerrotipo, y la de 2015, desde el propósito de acercarse a la imagen más actualizada del fenómeno.

El libro comienza descubriendo los vacíos de la historia de la fotografía en nuestro país, una imagen velada que ya denunció en 1981 la historiadora Marie-Loup Sougez, quien apuntó a "esos huecos y carencias en el modelo histórico", señala Vega. Y, precisamente, la obra se cierra, a manera de epílogo, con el capítulo titulado "Los vacíos del vacío", donde el investigador explica que "jugando con esa idea me planteo que ya han pasado cuarenta años. ¿Y cuál es la situación hoy en día? Mi sensación es que, a pesar de que se hagan muchas cosas, pocas de ellas quedan", sentencia.

La historia de la fotografía es una disciplina que puede considerarse "nueva", precisa el profesor, quien sostiene cómo la construcción de la España de las autonomías aportó "un fenómeno propio" que derivó en la necesidad de articular "una memoria gráfica de cada comunidad y de ahí que se potenciaran los estudios de carácter local".

Lo cierto es que se trataba "de un modelo sin modelo", tal es la paradoja que plantea Vega, ante la acumulación de un "álbum" disperso e inconexo, con autores que van desde historiadores del arte, pasando por coleccionistas, fotógrafos o galeristas.

Por tanto, "se hacía necesario una reflexión crítica", dice, "un análisis interpretativo desde la contextualización histórica dentro del sistema de la cultura y el arte".

El libro, en consecuencia, se fue construyendo desde el hilo de una historia general, ordenada cronológicamente, y abordando los diferentes momentos de la historia de la fotografía, marcados por el desarrollo de determinadas argumentos y discursos estéticos, vinculadas a contextos internacionales, diferentes rumbos artísticos, grandes corrientes de opinión y las estrategias críticas. "De ahí que cada capítulo represente en sí mismo un breve ensayo".

Entre otros apartados, Vega habla de los viajeros europeos, "que son quienes desde el siglo XIX van creando la imagen de España en el exterior", los exportadores de los tópicos que adornan lo llamado "español" y una fuente para "rastrear las estrategias de definición turística".

En otro de los capítulos, el protagonismo es para los reporteros gráficos que plasmaron la Guerra Civil española, de los que "muchos habían trabajado en otros conflictos, en revistas y periódicos ilustrados".

A pesar de que Madrid y Barcelona representan los dos grandes focos, también se ofrece una visión periférica, mostrando otras experiencias interesantes. Y tampoco se pasa por alto el talento de los aficionados, quienes se armaron de cámaras que utilizaron como "instrumentos de visualización", unos colectivos que marcaron las estéticas dominantes perceptibles en exposiciones y concursos en la década de los 50 y 60.

La fotografía contemporánea coincide con los años 70, momento en el que ya se considera una disciplina artística vinculada a los performers, el arte pop, los hiperrealistas y el arte conceptual, y su tratamiento es "exhaustivo".

En dos capítulos aborda Vega temáticas hasta ahora orilladas. De un lado, el papel de la mujer en el desarrollo de la creación y la producción de la fotografía, poniendo el acento en el trato discriminatorio que han sufrido, razón que precisa "reubicarlas y repensarlas", y, de otro, la crítica de arte, asunto olvidado hasta ahora.

El espacio temporal de esta obra queda definido por dos fechas: la de 1839, que coincide con la presentación en París del invento de la fotografía, el daguerrotipo, y la de 2015, desde el propósito de acercarse a la imagen más actualizada.