Hace más de tres años y medio que no actúa en la Isla. Entonces vino promocionando "Malecón Street", un álbum con el que el cantante de Ayamonte (Huelva) voló a tierras cubanas. "Tenía ganas de volver", avisa Pitingo respecto al concierto que el próximo domingo, a partir de las 20:00 horas, ofrecerá en el teatro Leal lagunero para promocionar "Soul, bulería y más". "Haremos un poquito de todo, para qué engañarnos", admite un artista que acuñó el término soulerías.

El del domingo será uno de esos conciertos en los que no hay puertas cerradas, ¿no?

Nunca voy con las canciones definidas. Los músicos que me acompañan llevan toda la vida conmigo y sabemos lo que queremos con una mirada. Al final el público es quien decide.

¿Tanto poder tienen los espectadores?

Depende de los aplausos yo voy cambiando de tercio (ríe)... En el escenario hay que tener un poquito de psicología para ver cuando hay que pasar a otra cosa. Si son más fuertes es probable que nos quedemos un ratito más.

Usted ya ha demostrado que le gusta correr riesgos. ¿Eso es un valor de su música?

Es que yo soy la esencia de ese mestizaje cultural. Mi madre es gitana y mi padre es payo... Además, he tenido la suerte de cantar flamenco, góspel, soul... La fusión no me asusta, pero a ella hay que llegar a través de la experiencia y la investigación. Cada año me voy metiendo en cosas más complicadas.

Acaba de hacer referencia a la investigación. ¿Esa curiosidad y, sobre todo, empirismo es vital para hablar de fusión?

Aquí no vale cualquier cosa. Los cambios hay que estudiarlos muy bien para que todo fluya de forma natural. Unir dos culturas no es tan sencillo como parece; hay que saber mezclar cada elemento. Lo que hagan los demás no es asunto mío, pero cuando veo que algo nuevo no va a dar buenos resultados lo descarto automáticamente desde el principio. ¡Ya no me vale!

¿Cómo se logra vivir en equilibrio entre la tradición que destila el flamenco y lo más comercial?

Cuando piensas una canción hay que vigilar mucho los factores que la pueden condicionar. Si optas por una letra que no está escrita en español, por ejemplo, lo primero que haces es ver si la traducción va a quedar bonita. En "Soul, bulerías y más" no pudimos adaptar "My girl" y decidimos dejarla en su idioma natural. No era un tema feo, pero sí duro (silencio)... El mayor peligro a la hora de tirar por el flamenco es que una vez introduces algunos de sus elementos tienes que vigilar que el producto no quede muy lolailo. No tengo nada contra eso, pero el flamenco es otra cosa. Hay que tener clase para moverse en una frontera tan frágil, es decir, que sientas que hay un cajón pero que no lo notes o que percibas el sonido de unas palmas y no las veas. Esto ni es flamenco, ni es soul... Es una mezcla diferente que hay que manejar con cierto equilibrio. Ahí está el riesgo de querer hacer algo que no sea ni una cosa ni la otra...

¿Pintingo ha salido victorioso de una apuesta que en sus orígenes parecía que no tendría este recorrido?

Sí que tengo la sensación de haber peleado mucho por llegar hasta aquí, pero también tenía claro mis prioridades. Mi música es a contracorriente, pero todo esto es lo que soñé de niño. La empecé a hacer a los 13 años y ahora me cuesta mucho pensarla de otra forma. Esto me sale de una forma muy natural y sigo creyendo que si hay gente que todavía no me entiende, poquito a poco me irán comprendiendo. Yo tengo mi fórmula y la Coca Cola la suya, pero si trabajas con respeto las cosas te van a ir bien. Nadie puede decir que Pitingo se haya metido alguna vez en una polémica. Que hablen de mí, aunque sea mal, porque gracias a dios son mayoría los que piensan que mi discurso artístico tiene algo que decir. Los artistas deben tener la personalidad suficiente para creer en lo suyo y no dejarse llevar por lo que los mánagers o compañías de discos te tratan de imponer. A veces se quieren meter en la cabeza del artista sin conocer a la persona y eso es un error que no siempre puedes solucionar.

¿Está satisfecho por abanderar el término soulerías?

Lo tengo que estar porque es un género que lo tienen en cuenta en el diccionario del flamenco. En el mundo entero me conocer como el cantante de la soulería, aunque eso solo es una palabra: el concepto lo llevo dentro de mí. Es un término que tiene mucha fuerza pero, a su vez, me abrió muchas puertas. Yo nunca imaginé que un día llegaría a cantar junto a Eric Clapton, Gloria Gaynor, Marc Anthony, Pink Floyd o Sam Moore. A España se lo debo todo porque es el país que me aupó al lugar en el que me encuentro, pero algunos creen que lo que hago solo es gitaneo. Que no hay nada detrás de una forma de presentar unas canciones que cuido muchísimo porque entiendo que el respeto empieza en el momento que acepto que el público se merece escuchar lo mejor que les puedo dar. La crítica es otra cosa. Hay que saber aceptar que no siempre se puede ganar.