Patricia Pinto (Madeira) abrió la pasarela internacional haciendo compatible la lana armada con la suavidad de la seda y el punto de color. Las pieles sintéticas no solo decoran, sino que interpretan las temperaturas más gélidas que propone la diseñadora portuguesa. Asimetría y volantes son posibles en una única prenda, cuando la seriedad se rompe con las camisetas de corte nadador que comparten estilismo con faldas maxi.

Los tambores de Sandra Vieira (Madeira) presentaron, entre diamantes, abrigos "lady" con blonda para dar paso a vestidos coordinados, siempre en negro, hasta lanzarse al metalizado de la plata que desenlaza en gris azulado de una pieza -vestidos y monos-. El amarillo intenso se hace presente en la tarima no solo cuando aparece la bandera.

Leo Martínez (Tenerife) arrancó con transparencias, hombreras, faldas ricas en plumas blancas para poner los pies en tierra canaria. Los pantalones de las novias se fusionan con colas vaporosas, propuestas tan arriesgadas como deliciosas. Destellos, brillos y plisados en trajes de chaqueta dan paso a abrigos sensuales que pueden hacer el papel de una única prenda o cubrir el encaje de un vestido con superposiciones de flores. Las plumas de faisán blancas coronan faldas ricas en tul y cuerpo repujados con brillantes. Nada de color en una colección como no se había visto hasta ayer.

La Aventurera -Adriana Lucía- llevó a la Caja Negra a "Los Viajes de Máxima Manjarrés" que diseñó Juan Carlos Socarras entre juego de tejidos y colores. Azul marino, blanco y rojo, prendas clásicas que permitieron que las faldas largas con abertura central dibujaran, sobre beige, bordados puntuales. Los caballeros enseñaron sus piernas con bermudas lisas y estampadas. Los bolsos wayús se ponen en manos de ellos, mientras los tocados eran cosa de ellas. El colombiano no defraudó.

Desde Senegal la creativa Rama Diaw trajo cuerpos asimétricos que reposaron sus volantes sobre la pasarela de LED. Los colores que no son color -blanco y negro- jugaron entre ellos logrando dinamismo; haciendo aguas, lunares, dibujos y motivos vegetales. Los pantalones tuvieron poca presencia, pero demostraron la capacidad de patronaje de la diseñadora africana incluso cuando se dejaban descubrir tras descolgarse la falda.

El broche final lo puso Oswaldo Machín (Lanzarote). El diseñador presentó la colección para las novias más sensuales; con colas largas, plumas que se mueven en los hombros, escotes que dejan la espalda al descubierto, piernas sin timidez alguna -con abertura o falda hasta la rodilla- o cuerpos cubiertos por encajes o brillantes.

Y con el "Love is in the air" la Caja Negra se cerró hasta la próxima edición, en 2018.