El museo Fabergé de San Petersburgo inauguró hoy una gran exposición dedicada a Salvador Dalí que, aunque incluye pinceladas surrealistas, se sumerge de lleno en la admiración del artista español por los genios del Renacimiento.

"Dalí es uno de los símbolos del siglo XX y, sin lugar a dudas, uno de los mayores genios de la pintura", dijo Vladímir Voronchenko, director del museo situado en el corazón de la antigua capital zarista.

Dalí regresó nuevamente a la tierra de Gala, que nació en Rusia y donde el artista es muy apreciado, como demostraron las recientes exposiciones en el Museo Hermitage y en el Pushkin de Moscú.

La práctica totalidad de las 145 pinturas y obras gráficas fueron cedidas por la Fundación Gala-Dalí, que se mostró encantada de exponer sus cuadros en el espectacular Palacio de Shuválov, famoso por acoger los bailes más frecuentados por la aristocracia zarista.

"No es casual que estemos en Rusia. Los rusos son después de los franceses los que más visitan los museos de la Fundación en Figueras (norte de España)", dijo Joan Manuel Sevillano, gerente de la fundación daliniana.

Asistió a la inauguración uno de los hombres más ricos de Rusia y con estrechos lazos con el Kremlin, Víctor Vekselberg, que fundó recientemente este museo, el Gobernador de San Petersburgo, Gueorgui Poltávchenko, y representantes de la alta sociedad de la ciudad del Neva.

La exposición, "Salvador Dalí. Surrealista y Clásico", incluye obras que se muestran en público por segunda vez -Pisa (Italia) las acogió en 2016- como las versiones que el genio de Figueras hizo de famosas obras de Miguel Ángel en 1982, el año en que murió Gala.

"Dalí rezuma libertad. Estoy seguro de que seguirá siendo nuestro coetáneo durante muchos años", señaló Vekselberg.

Impresionó especialmente a los presentes la reinterpretación que hizo Dalí de Moisés, que parece salirse del marco del cuadro como un coloso, al igual que la Piedad, el célebre "Niño en cuclillas" o Juliano de Medici.

Según Sevillano, tras la "revolución (surrealista)", Dalí decide "volver al pasado" y sumergirse de lleno en "la tradición", como si estuviera despidiéndose del mundo.

"Esta exposición es el Dalí que abraza el clasicismo una vez alcanza el cenit como artista. El Dalí que, según se va haciendo mayor, redescubre las fuentes de su inspiración. El Dalí que busca la inmortalidad en los genios clásicos", comentó a Efe.

Dalí era un auténtico humanista renacentista, ya que siguió reinventando su obra y experimentando hasta el final de sus días y, de hecho, "Eco geológico. La Pietá", ya fue pintado tras la muerte de su musa a mediados de 1980, un revés irreparable para el pintor.

Pero el interés de Dalí por el Renacimiento se hizo evidente ya en los años cuarenta, después de la marcha del pintor a Estados Unidos, como demuestran la treintena de ilustraciones que hizo para la "Autobiografía de Benvenuto Cellini" (1945).

El museo Fabergé también presenta un centenar de estampas de la serie sobre "La Divina Comedia" que le encargaron con ocasión de los 600 años del nacimiento de Dante y que Dalí dibujó entre 1959 y 1963.

En otras ocasiones, el surrealismo y el clasicismo se dan la mano como es el caso de "En busca de una cuarta dimensión" y que incluye tanto relojes blandos como figuras puramente renacentistas.

Otro de los grandes atractivos de la muestra es el óleo "Elementos enigmáticos en un paisaje" (1934), adquirida por la Fundación Gala-Dalí por 7,8 millones de euros en 2011.

Al respecto, Sevillano reconoció que, aunque los precios de las obras de Dalí "están por las nubes", la fundación seguirá completando en un futuro su colección.

"Pero los rusos también podrán ver cinco o seis obras maestras surrealistas", matizó, en referencia, a sus áridos paisajes del Ampurdán, como "Figura y drapeado en un paisaje" (1935).

Sólo tres de las obras expuestas -una de la Galería Tate y dos de colecciones privadas- no han sido cedidas por la Fundación catalana.

"Dalí es uno de los artistas que me introdujeron en el mundo de la pintura. Tengo algunos cuadros de él en propiedad. Por ejemplo, ese", comentó Vekselberg, señalando uno de los cuadros expuestos.

Además de los cuadros de Dalí, los asistentes tuvieron la ocasión única de ver varios Huevos Fabergé regalados por el último zar, Nicolás II, a su esposa y a su madre, como el de La Coronación, que incluye una carroza de 100 milímetros y que Vekselberg adquirió en Shothebys por 24 millones de dólares.

La exposición abrirá sus puertas al público mañana con la esperanza de que sea un gran éxito de crítica y público como la dedicada el pasado año a la artista mexicana Frida Kahlo.