Rock en estado puro. Eso fue lo que anoche ofreció Leiva en el concierto que congregó a más de dos mil espectadores en el Pabellón_Santiago Martín de La Laguna. El cantautor y músico madrileño cumplió con creces en una velada con más huecos de lo esperados: no se esperaba un baño de masas, pero el aforo fue la nota discordante de una noche en la que el excomponente de Pereza y los miembros de su "Leiband" sacaron a pasear todos los monstruos. Sonó, por supuesto, "Sincericidio", pero también "Breaking Bad", "Dejándose caer" o "El último incendio". Esa fue la "Medicina" musical que empleó el artista para construir durante una hora y cuarenta y cinco minutos un espectáculo enérgico en el que se colaron fogonazos de "Diciembre" y "Pólvora".

Leiva columpió su voz rota por callejuelas que se inundaron de una poderosa instrumentación. Sin grandes artificios, hipotecando todo su crédito a una puesta es escena correcta y su inconfundible directo, los que decidieron darse una vuelta por Los Majuelos aceptaron la visión de un creador que canta al desamor, la infidelidad, la soledad...

A partir de esa cabalgata sonora de sentimientos fue domesticando a sus monstruos. La hamburguesa era XXL, pero el sabor que dejó desde el primer bocado fue recompensado por ambas partes.