Puerto Rico recuerda la muerte, hace 25 años hoy, de José Ferrer, primer actor hispano en ganar un premio Óscar, Tony y Globo de Oro, y conocido por su lucha contra la segregación racial en EE.UU. durante las décadas del 50 y 60 y el respeto a los latinos en el cine y el teatro.

"José Ferrer fue un genio", aseveró hoy en entrevista la periodista puertorriqueña Miluka Rivera, quien recientemente publicó una biografía del laureado actor titulada "Un fenómeno llamado José Ferrer: Grandioso primer latino en ganar el Tony y el Oscar".

Rivera destaca de Ferrer (1912-1992) las gestas personales que logró desde joven, cuando a los 16 años fue admitido en la Universidad de Princeton para estudiar arquitectura, que luego decidió cambiar por la interpretación.

Gracias a sus conocimientos en arquitectura, José Vicente Ferrer de Otero y Cintrón, nombre verdadero del fallecido artista, ayudaba a la construcción de las escenografías de las obras de teatro en las que actuaba.

Establecido en Princeton, su pasión por el jazz lo llevó a formar el grupo musical The Pied Pipers, agregando entonces su repertorio de intereses culturales, a los que también se añadieron los de idiomas, pues hablaba español, inglés, francés, italiano y alemán.

Ferrer, quien además estudió Literatura Francesa en la Universidad de Columbia, inició su carrera artística en 1935 como asistente de dirección de escena en Broadway.

Sin embargo, su debut como actor fue ese mismo año también en Broadway con la obra "A Slight Case of Murder" y en 1940 tuvo su primera oportunidad como protagonista, en la pieza "La tía de Charlie", en la que hizo dos papeles, uno de ellos vestido de mujer.

"Ferrer hizo muchas cosas innovadoras y arriesgadas. Fue un actor de un calibre excepcional", destacó Rivera.

No obstante, fue la interpretación de Ferrer como Iago en la obra "Othello" en 1943 la que lo dio a conocer y le convirtió así en el primer latino que participaba en una obra de Shakespeare en Estados Unidos.

Rivera contó que en aquel momento la segregación y el racismo abundaban en Estados Unidos, lo que llevó a Ferrer a protestar y a impulsar a la unión de actores a enmendar un reglamento rechazando que cualquier artista participara de cualquier obra que segregara a la audiencia.

"José Ferrer se desarrolla en el teatro en una época difícil y fue bien valiente en protestar por ello, y fue una persona activista porque lo llevaba en la sangre", indicó Rivera, quien también es historiadora, actriz y autora de otros cuatro libros.

"Ferrer trataba de corregir las condiciones sociales que se vivían en aquel momento", agregó Rivera del fenecido actor, cuya familia poseía haciendas de café en Puerto Rico.

En 1947, cuando se otorgaron por primera vez los premios de teatro Tony, Ferrer compartió los honores de Mejor Actor con Fredric March por su papel principal en la obra "Cyrano de Bergerac", la misma producción que en 1950 le haría llevarse el Óscar, convirtiéndose en el primer actor hispano en ganarlo.

Cuando se anunció que era el ganador del Óscar de aquel año, Ferrer estaba trabajando en una obra de teatro en Broadway, y no pudo recogerlo.

En 1952 Ferrer ganó su segundo Tony al Mejor Actor por "The Shrike". Ese mismo año también recibió el Tony a Mejor Director de la temporada por su trabajo en tres obras diferentes: "Stalag 17", "The Fourposter" y "The Shrike".

Ferrer fue nominado dos veces más al Óscar por "Juana de Arco" (1948) y "Moulin Rouge" (1952), en la que daba vida a Henri de Toulouse-Lautrec.