Aunque el término se pueda interpretar de una manera tan fría como el espectáculo que hoy, a partir de las 20:00 horas, se estrena en el teatro Guimerá de la capital tinerfeña, Yury y Bradford son dos "mercenarios" del clown; un par de profesionales que recorren el mundo con Slava''s Snowshow durante seis meses al año. El primero es un ruso de más de dos metros de altura y natural de una localidad muy próxima a Siberia que decidió instalarse con su familia (esposa y tres hijos) en la localidad adejera de Callao Salvaje. El segundo es un estadounidense que tiene fijada su residencia en Nueva York.

Musatov es la primera vez que actúa en "casa", mientras que West ya participó en las actuaciones que Slava''s Snowshow completó en el Auditorio de Tenerife en Febrero de 2010. Bradford es actor, pero antes de entrar en la compañía se encargó del sonido de un espectáculo que se instaló en Manhattan. Yury es payaso, aunque los días que no está de gira se dedica a la acupuntura, la fisioterapia y es instructor de yoga y pilates.

Amsterdam, Nueva Delhi, Reikiavik, Barcelona y otras muchas ciudades más se convirtieron en la residencia temporal de Yury antes de decidir anclarse a Canarias. "En Tenerife encontré buen clima, tranquilidad, un choque de culturas y unas personas que tienen un espíritu volcánico", enumera.

Bradford y Yury es la primera vez que coinciden este año en el mismo programa. "En la compañía hay unos 50 payasos de diferentes nacionalidades. Americanos, británicos, franceses, italianos, rusos... No todos están trabajando al mismo tiempo -las giras suelen prolongarse entre cinco y seis meses-, aunque sí es probable que en estos momentos haya varios equipos girando por Europa", puntualiza West sobre un oficio que Yury ha desempeñado en los últimos 20 años. "Él es uno de los más veteranos dentro de la gran familia de Slava''s", asegura el estadounidense.

Alrededor de una docena de profesionales de la escena conforman la expedición que "invernará" en el teatro Guimerá hasta el próximo domingo. "No hay dos funciones iguales", coinciden en señalar el ruso y el norteamericano. "El diseño del espectáculo, los actores, las personas que nos vienen a ver, el teatro... Hay muchos factores que son determinantes a la hora de sacar adelante una actuación", expone Bradford al tiempo que su compañero recalca que "existe un margen de improvisación que nosotros usamos para cambiar algo", añade Musatov.

West, que en estas coordenadas atlánticas también percibe una alta multiculturalidad, ºvende el producto que esta noche se exhibe por primera vez en el Guimerá como "un show que no se entiende con la cabeza, pero que se siente en el corazón", avanza respecto a un guion que se protege con un celo extremo por parte de los responsables de producción. Las cajas de confeti están, con lo que las probabilidades de que nieve dentro del teatro son bastante elevadas.

Las gabardinas verde ciruela, los sombreros con apariencia de platillos volantes y los zapatones que tanto le gustan lucir a los payasos aguardan el inicio de una gira que volverá a dejar helados a los espectadores. Santa Cruz de Tenerife es la misión asignada a Yury y Bradford. El primero conoce bien los latidos de los isleños, el otro intuye que en una tierra con este clima muy mal se tienen que dar las cosas para no irse con el calor del público.

las cifras

60 minutos es el tiempo que dura el espectáculo que se estrena hoy en el Guimerá (20:00 horas).

Ocho payasos participan en cada función, aunque 12 son los artistas que intervienen en el mismo.

Siete funciones son las que se han programado de aquí al próximo domingo en la capital tinerfeña: el precio de las entradas es de 25, 30 y 35 euros.

Dos actuaciones diarias se han programado para los días 15 (18:00 y 22:00) y 16 de octubre (16:30 y 20:00).