La campaña para la presidencia de los Estados Unidos no deja de sorprendernos cada día desde que entrase en la agenda mediática hace más de dos meses. Las campañas electorales adquieren todo su sentido en este país donde el espectáculo se apodera de cualquier esfera y los mítines políticos son un alarde de colores corporativos, himnos, merchandising, y grandes discursos plagados de frases contundentes. Con candidatos como Donald Trump la verdad es que no cabe el aburrimiento. Nuestros políticos son también motivo de actualidad cada día, pero podemos ver que el escenario político estadounidense nada tiene que ver con el nuestro. Asistimos a realidades políticas y sociológicas muy diferentes con reglas de juego distintas. La comunicación electoral en EEUU ha sido pionera en recurrir a herramientas que para nuestra cultura resultaban tabú porque, por tratarse de política, nadie quiere no ser lo suficientemente serio y caer en la frivolidad. A los americanos les debemos el concepto natural de propaganda política, la incorporación de las redes sociales a las campañas, la aparición estelar de políticos en programas de entretenimiento y talk shows, a los debates absolutamente mediatizados, los mítines organizados en clave de espectáculo..., y un largo etcétera que poco a poco vamos incorporando a nuestra cultura.

El cine es una industria muy poderosa en EEUU, no sólo por su poder económico, sino también por el papel que juega en el imaginario popular y en las claves de su percepción de la realidad. Sobre esta idea de poder nos hemos encontrado varios ejemplos dentro de la política estadounidense en la que actores, famosos y no tan famosos, han hecho carrera política y han llegado a ostentar puestos de mucha responsabilidad, incluso han llegado a la presidencia. Hablamos de casos como Shirley Temple, embajadora de EEUU en Checoslovaquia, Ronald Reagan, presidente de EEUU desde 1981 hasta 1989 y antes gobernador de California, de Arnold Schwarzenegger, también gobernador de California, Clint Eastwood, alcalde de Carmel (California), Val Kilmer y su intento de ser gobernador en el estado de Nuevo México y muchos otros. ¿Es Hollywood un caldo de cultivo para fabricar políticos?. Nuestra cultura no se muestra muy permeable a esta realidad, nos cuesta entender que un actor o artista de cualquier índole se dedique a la política de forma profesional y llegamos a restarle credibilidad en este sentido, pero esto no pasa en otros escenarios políticos. ¿Tienen los actores americanos un status en su país diferente al resto del mundo?. Es evidente que sí. En un estudio realizado sobre este aspecto en EEUU encontramos la respuesta: "si a una persona le gusta un famoso y descubre que este apoya a un partido político específico, mejora su punto de vista respecto a esa formación." Existe pues un efecto "halo" en el que el actor en cuestión cede su imagen y sus seguidores en beneficio de una causa y una persona. De forma estratégica los apoyos de las celebrities consiguen llegar a segmentos de voto basados en las diferentes comunidades raciales características de la sociedad americana: nos encontramos artistas hispanos, afroamericanos, u orientales que logran captar la intención de voto y promover la identificación del candidato con estos grupos.

Existen otros ejemplos de actores que no necesariamente han hecho carrera política, pero sí han defendido causas y han realizado labores de mediación. Entre estos últimos George Clooney, Leonardo di Caprio, Angelina Jolie, Brad Pitt o Robert Redford, por mencionar algunos, que han sido defensores de causas como el medio ambiente, el apoyo a los refugiados, o la cooperación internacional, y se han implicado abiertamente en ellas a través de fundaciones o campañas. Respecto al primero, George Clooney, son muchas voces las que indican que, tras su reciente matrimonio con una abogada especializada en los derechos humanos, el actor y su mujer podrían formar un tándem idóneo para acabar haciendo carrera política.

Las estrategias electorales de los partidos americanos llevan muchos años contando con el apoyo e implicación de actores que prestan su imagen y su voz a la defensa y abierta recomendación de los candidatos. Este apoyo implica la aparición en mítines, las declaraciones de apoyo en los medios de comunicación, donaciones en metálico o en actos de recaudación de fondos, los mensajes en sus redes sociales y la petición pública del voto a favor de uno u otro partido. El carismático Obama contó con grandes nombres del mundo del espectáculo para sus campañas: Bruce Springsteen, Jay Z, Ricky Martin, Mariah Carey o el mismísimo Pitbull se ofrecieron a participar en sus actos electorales. Concretamente del mundo del cine encontró apoyo incondicional en actores como Anne Hathaway, Scarlett Johansson, Samuel L. Jackson o Natalie Portman. El matrimonio Obama no sólo ha demostrado tener el respaldo del mundo del espectáculo, sino que no ha tenido reparos en participar en programas y eventos mediáticos con gran repercusión social en el que se han mostrado alejados del mundo de la política, pero donde han conseguido muchos seguidores.

En la campaña actual también se perciben apoyos de grandes celebrities. Hillary Clinton recibe el público respaldo de figuras como Jennifer López, Leonardo di Caprio, Katy Perry, Lena Durham, Bon Jovi, Matt Damon, Salma Hayek, Britney Spears, Lindsay Lohan o Steven Spielberg por mencionar algunos. Todos ellos defienden la oportunidad de que una mujer ostente la presidencia de EEUU y apadrinan su programa. En el caso de Donald Trump sus apoyos son más alternativos: Jon Voight, Myke Tyson, Stephen Baldwin o Dennis Rodman destacan la honestidad del candidato y su capacidad como empresario capaz de sacar al país de la crisis.

En España la comunidad del cine no se ha quedado atrás en lo que concierne a dar su opinión sobre la actualidad política, especialmente en aspectos que tienen que ver con el apoyo al mundo de la cultura, pero las barreras entre ambos mundos son más evidentes. Una cosa es dar la opinión o manifestarse, otra es el apoyo abierto a un candidato y programa, tal vez por miedo a no significarse y que ello pueda perjudicar a su carrera. Y sin embargo también tenemos ejemplos. El candidato socialista Zapatero recibió en su momento el apoyo a través de la Plataforma de Apoyo a Zapatero, (PAZ) de figuras como Serrat, Miguel Bosé, Boris Izaguirre, Imanol Arias, Jesús Vázquez, Nuria Espert y el mismísimo Pedro Almodóvar. En la campaña actual Podemos cuenta entre sus defensores con Joaquín Reyes, Cristina Pedroche, Hugo Silva y Javier Cámara. PP y Ciudadanos no cuentan con listas de seguidores tan célebres en el mundo del espectáculo, aunque también barajan nombres. Curiosamente Alaska y Mario Vaquerizo, Terelu Campos y Nieves Álvarez manifiestan su simpatía hacia el PP. De forma más rotunda, Toni Cantó, actor desde 1986, milita ahora en Ciudadanos y ejerce como político de forma profesional.