Se han dejado llevar por la música sin buscar el éxito que les acompaña, pero en esa travesía crearon el universo Marlango. Leonor Watling y Alejandro Pelayo vuelven este sábado a Aguere, a partir de las 21:00 horas, para mostrar su gira "Delicatessen", en el Paraninfo de la Universidad de La Laguna. "Para bien o para mal, nosotros no hemos sido capaces nunca de hacer algo deliberadamente", asegura la actriz y cantante madrileña.

¿Con qué intenciones regresan a Tenerife?

Con las mejores, como siempre. Siendo conscientes de lo afortunado que somos Alejandro y yo por seguir haciendo lo que más nos gusta. Además, regresar a La Laguna siempre es un placer.

¿Cómo se explica la complicidad creada en torno a Marlango?

Muchas veces el gracias que le dedicamos al público parece que está vacío, pero es un agradecimiento de verdad. La alegría de disfrutar con canciones que necesitamos escribir y encontrar personas que las aceptan es mágico.

¿Qué itinerario seguirá el concierto del próximo sábado?

"Delicatessen" es un proyecto de piano y voz. La última vez que actuamos en la Isla nos acompañó Javier Peña a la guitarra y ahora volvemos con todas las cartas sobre la mesa. Lo único que tenemos claro es que empezamos con la primera canción que escribimos. La idea es generar un concierto muy abierto en el que, dentro de nuestras posibilidades, tocaremos lo que le apetezca a la gente que nos venga a ver.

¿Son conscientes de que sus seguidores ya quieren algo más?

Ja ja ja... Trabajar es una necesidad y siempre escribimos historias. Otra cosa es la labor de artesanía que viene después: ajustar y pulir la letra de una canción para presentarla de la mejor manera posible.

Leonor y Alejandro han experimentado con el jazz, el blues, el pop... ¿El miedo a seguir innovando no existe?

Pero eso no es algo que hagamos de forma premeditada. Las etiquetas siempre son muy aleatorias. Se tienen que poner porque en esta sociedad estás obligado a estar en un lugar o en otro, pero también se pueden vivir sin ellas. Esas etiquetas proporcionan una información instantánea, pero poco más. El contexto es lo que marca a la misma canción si está suena en una emisora muy comercial o lo hace en una frecuencia con preferencias indies. Para bien o para mal, nosotros no hemos sido capaces nunca de hacer algo deliberadamente. Incluso en el momento en el que nos proponemos hacer grandes planes al final acaba ganando la música.

Alan Parsons cree que el talento en su estado más salvaje habita en el "underground", ¿cree que es allí dónde hay que buscar cosas distintas?

Ese es un buen sitio para hallar algo diferente. Sí. Las probabilidades de ver algo raro son altas.

¿Ustedes han demostrado que se pueden lograr hitos importantes desde la órbita menos comercial?

Eso siempre va a depender de los impulsos que tomes a la hora de hacer las cosas y cómo las quieras hacer. También se necesita algo de suerte. Seguramente al 90% de las bandas "underground" que le pregunte estarían encantadas de no ser "underground". Alguna puede que le diga que está satisfecha con lo que tiene, pero ser "underground" no es una decisión. Alejandro y yo discutimos mucho (ríe) sobre lo que cada persona puede llegar a definir como "underground".

Vamos, lo de para gustos hay colores, ¿no?

Más o menos... A mí hay canciones que suenan un montón que me parecen rarísimas porque ni las entiendo ni me hacen sentir nada, es decir, que son bastante "underground". Eso tiene que ver con la imposición de etiquetas que es algo extramusical; una variante que tiene mucho que ver con los canales de distribución y poco con unos mínimos criterios de calidad.

¿Y cuál el itinerario que siguen las creaciones de Marlango?

Nuestras canciones siempre tienen que partir de una situación real y verosímil.

¿Hasta qué punto han cambiado las reglas del juego en la industria musical esa búsqueda del éxito inmediato?

Las historias que no transmiten verdad se acaban cayendo... Yo creo que la industria musical siempre ha estado en crisis; los cambios que la gente percibe son menos traumáticos de lo que se cree. En ese sentido, mis recuerdos siempre están ligados a esos productos facilones que se colocaron en el mercado con el único objetivo de sumar un éxito rápido. No obstante, es injusto meter a todos en el mismo saco.

¿Esta "batalla" la van a ganar los más inquietos?

No estoy segura de ello, pero sí convencida de que para buscar algo distinto, lo primero es tener ganas.

¿Qué papel juega internet en el actual panorama musical?

El otro día leí un artículo en una revista que se llama El estado mental, que tiene unos textos muy interesantes, que estaba relacionado con el impacto de internet en el mundo de la música. Por un lado se hablaba de la democratización y la desaparición de un canal oficial, pero la realidad es que no hay demasiados cambios respecto a lo que se consume por los métodos tradicionales: el vídeo más solicitado es el de Taylor Swift. Una persona no cambia lo que consume porque cambien las maneras de consumo. Internet no es un enemigo; la gente solo ve vídeos de gatitos, los éxitos musicales y porno, que es lo que siempre se ha consumido.

Por último, ¿cómo logra repartir su tiempo para atender los calderos que tiene al fuego en los platós de rodaje y en los escenarios?

Mi vida artística es algo caótica porque no es cotidiana. Esa cotidianidad se pierde en cuanto te metes de lleno en dos facetas tan apasionantes. Además, tengo la suerte de compaginar este oficio con una vida personal que me permite regalar algo de tiempo a los míos. Conozco a muchas mujeres que trabajan de nueve a siete y cuando vuelven a sus casas lo tienen que hacer todo.