Sus proporciones mastodónticas impresionan mucho más cuando estás a menos de un metro de él... Su inglés suena cristalino, pero en ocasiones lacónico. Alan Parsons (Londres / 1948) ni se inmuta con un inoportuno politono que reproduce el "Viva la vida" de Coldplay, grupo que a juicio del ingeniero de sonido, músico y productor británico sobrevivirá en el tiempo junto con las creaciones de Sheryl Crow, Radiohead y Beyoncé. "Debí llegar mucho antes a los escenarios", sostuvo ayer en la capital tinerfeña en un encuentro con periodistas en el que desveló algunas de las claves del concierto que dará esta noche, a partir de las 21:00 horas, en La Pirámide de Arona. Como telonero de su tercera actuación en la Isla -con anterioridad tocó en el Auditorio de Tenerife y en el Puerto de la Cruz- los asistentes podrán escuchar a Slavoff.

¿Un músico tan empírico como usted aún tiene ganas de correr riesgos artísticos?

Me siento un afortunado por haber estado 45 años en este negocio... En ese tiempo vi pasar por delante de mis ojos muchos y grandes cambios tecnológicos. Por eso para mantenerme al día tiendo a rodearme con gente más joven que yo (pausa)... Ellos entienden lo que se está haciendo en estos momentos de forma natural.

¿Cómo vive el contacto con el público un músico que se ha criado en los estudios de grabación; qué sensaciones le produce encontrarse con una audiencia como la que le irá a ver a La Pirámide de Arona?

En España siempre se consumió mi música de manera responsable... En Gran Canaria hicimos mucho ruido; fue un concierto fantástico. Espero repetir esas mismas sensaciones en Tenerife. Es verdad que mi carrera se inició en un estudio y que durante mucho tiempo no pensé que podría tener un recorrido con actuaciones en vivo, pero en cuanto apareció la primera me arrepentí: debí llegar mucho antes a los escenarios. Entre los años 1976 y 1987 mi vida transcurría en un estudio y no fue hasta 1995 cuando decidí dar el primer concierto.

¿Cuál fue la razón que le llevó a dar ese paso?

En mi familia existía una enorme tradición musical y me sentía capacitado para dar ese paso... Estaba convencido de que en los escenarios no lo iba a hacer mal, pero creo que todo se precipitó cuando tuve que planificar el primer disco en solitario como Alan Parsons. Insisto. Eso debió ocurrir mucho antes.

¿Qué valoración hace de las colaboraciones que cerró en el pasado como Paul McCartney, Pink Floyd o los Beatles?

Tendría que leer mi libro para ver las cosas nuevas que digo de ellos (ríe)... Llevo 45 años hablando muy bien de ellos y, sinceramente, ya tengo poco que contar. Han sido grandes referentes en mi carrera. No puedo entender nada de lo que me ha pasado sin esas conexiones.

¿Ha encontrado en el panorama musical actual algún referente que esté influenciado por ese rock progresivo o que directamente haya copiado su fórmula?

Hay música muy interesante ahí fuera, pero en el pop que se hace hoy todo suena igual; creo que eso es por el individualismo de los artistas. La gente graba en los garajes, en el cuarto de baño, en el tren o en un avión... Soy un hombre chapado a la antigua y no tengo la menor duda de que la mejor música se hace en un estudio. No me gustan esas conductas tan personales o egoístas: siempre he creído en las interacciones personales como vía para lograr mejores resultados. Eso no significa que no existan apuestas personales que consigan el éxito, pero mi concepto musical funciona a partir de la idea de grupo.

¿Usted, que conoce bien las interioridades de la industria discográfica, qué valoración hace de la reordenación que está acometiendo el sector?

Hoy existen distintas formas de vender música. Los avances digitales son muy importantes y hoy nadie puede tener ni una sola duda de que estos ya han superado a cualquier método de difusión tradicional. Al principio se generó cierto rechazo, que coincidió con la concesión de una nueva oportunidad al vinylo, por la calidad de su sonido, pero esa etapa ya está más que superado.

¿Qué habría pasado si en su época haya estos avances; cómo imagina que hubiera crecido su carrera?

Eso es muy difícil de imaginar (silencio)... El disco ha hecho mi vida musical más fácil, pero obviamente no le doy la espalda a las nuevas tecnologías. Eso sí, sigo creyendo que la fórmula del iTunes se está sobreutilizando de manera incorrecta. Antes dije que era un hombre tradicional; un músico de la vieja escuela que sigue teniendo un gran respeto por el disco. Lo nuevo trae cambios y trato de no quedarme fuera de juego. Eso no significa que renuncie a las vivencias que disfrute hace varias décadas.

Pero en sus conciertos es inevitable entrar en un túnel del tiempo, ¿no?

Sé que una parte de mi música todavía vive en los años 70 y 80. Aunque suene raro, aún hay mucha gente que quiere escuchar eso (ríe)... Eso es algo que forma parte de la historia de la música. En ese sentido, es probable que dentro de 20 o 30 años haya personas que quieran oír a Coldplay, Sheryl Crow, Radiohead o Beyoncé. No soy muy bueno realizando predicciones, pero sí que tengo cierta habilidad para distinguir si en un proyecto hay talento. Los más innovadores siempre tienen una vida más larga.

¿Todo está en función del talento?

La escena del pop está buscado esa regeneración en los "talent-show" y en muchas ocasiones se cometen errores. El talento más verdadero está en la escena "underground" y no suele mostrarse en esos programas de televisión.

¿Sus seguidores se van a encontrar con alguna sorpresa en los próximos meses?

¿Nuevo? Material inédito no tengo, pero el 27 de mayo saldrá un Blu-ray con el concierto que dimos en Colombia. Más tarde habrá una reedición de las canciones de "Takes of Mystery and Imagination".

Escuche aquí el proyecto musical

"Pyramid - Vinyl" interpretado por la banda londinsense The Alan Parsons Project (1975-1990).