Desde hoy y hasta el 1 de mayo comienza su andadura uno de los festivales de cine más emblemáticos de nuestro país: el Festival de Málaga. Hace ya dos meses que las redes sociales nos van dando cuenta de las novedades para la decimonovena edición de un evento que comenzó en el año 1998 y que se celebra con carácter anual. Con la explosión de la primavera y la llegada del buen tiempo a la siempre maravillosa ciudad de Málaga da comienzo un festival que siempre ha luchado por un objetivo primordial, la promoción de la cinematografía de nuestro país, y en el que se proyectan los estrenos más relevantes de nuestro cine.

Málaga, todo un referente turístico, abre las puertas durante estas fechas al mundo del cine, y se deja querer por profesionales del audiovisual que encuentran en su programa espacios para la promoción y exhibición de sus trabajos y la adquisición de todo tipo de formatos documentales y de ficción audiovisual. La habilidad en este caso es que toda la ciudad se implica en las diferentes actividades de cada edición, y el Festival se traslada a escenarios emblemáticos como son el teatro Cervantes, donde se lleva a cabo la Sección Oficial, el teatro Echegaray, el Museo Picasso, el hotel Málaga Palacio y la Universidad de Málaga, entre otros. En la edición del año pasado se mencionaron por parte de la organización más de 300 actividades, en 100 espacios diferentes de la ciudad, con un programa que comenzaba cuatro semanas antes de las fechas estrictas del Festival. En cada contexto se desarrollan las diferentes secciones del evento cinematográfico: largometrajes, cortos, documentales, clases magistrales e incluso fiestas, mesas redondas, exposiciones y entregas de premios. Se trata de un programa ambicioso en el que todo el cine en sus diferentes formatos encuentra su lugar. Cualquier evento de este tipo adquiere historia y renombre año tras año y consigue fomentar la identidad turística de la ciudad, posicionándola no solo como un destino de sol, sino también como un referente cultural muy potente en el que el cine, por su capacidad de atracción, la convierte durante unos días en el objetivo de muchos medios de comunicación. Existe otra dimensión no menos importante, el número de visitas y turistas se multiplica durante estas fechas, y el retorno económico es muy potente para la ciudad; hostelería, servicios y transportes se benefician del Festival; también se producen consecuencias económicas indirectas como mayor empleo, comunicación, repercusión, participantes y promoción. El balance siempre es positivo, el Festival es rentable desde todos los puntos de vista y contextos. El año pasado la organización calculó el beneficio económico del festival para la ciudad y las cifras eran tan favorables como que, por cada euro invertido, se había producido un retorno de 21,4 euros.

Como cualquier otro festival de cine existe un espacio y lugar para encuentros dedicados a la adquisición de series y películas y que se desarrolla en paralelo a las fechas estrictamente de concurso. Estos espacios son, entre otros, Mercadoc, dedicado a los documentales; la TV Market, que se centra en ficción y animación, o Málaga Screenings, especializado en largometrajes. Todos ellos crecen cada año en asistentes y volumen de negocio y son referentes para el mercado nacional y extranjero de lengua hispana.