Duncan Dhu ya se ha diluido en el horizonte de un artista que ha conocido las dos caras de la moneda de la industria musical: una asociada con el solista que mueve masas y está permanentemente colocado en un pedestal y otra conectada con un presente más tranquilo que le depara conciertos como el que mañana, a partir de las 21:00 horas, le trae al teatro Guimerá de la capital tinerfeña de la mano de Makaron. "Quiero envejecer en la música con dignidad", declara Mikel Erentxun (1965) sobre un futuro que este arquitecto "secuestrado" por los escenarios solo entiende como un presente. "Nunca tuve que decidir entre una cosa o la otra... Me hice cantante en un proceso natural", dice.

¿Con qué intenciones regresa a Tenerife?

Estoy muy contento de que hayan salido estos dos conciertos en Canarias -anoche actuó en Las Palmas- dentro del calendario de "A Corazón Abierto Tour". Es una pequeña gira que va acompañada del lanzamiento de un álbum en acústico ("A Corazón Abierto") en el que repaso mis tres últimos discos. Me apetecía mucho revisar esta trilogía -"Detalle del miedo", "24 golpes" y "Corazones"- en un formato intimo. Eso es lo que voy a hacer en el Guimerá, pero siempre hay sitio para algo más... Al final se colará algo de Duncan Dhu y alguna canción de Manolo Tena ("Marilyn Monroe").

¿A estas alturas de la película ya existen pocas dudas de que Mikel Erentxun es algo más que Duncan Dhu?

Este año cumplo 31 años en el mundo de la música y eso es un sinónimo de profundidad... Duncan Dhu es una marca eterna; una parte fundamental de mi carrera, pero ya por cantidad tengo más discos fuera de Duncan Dhu que dentro de Duncan Dhu. Tengo una visión de mi carrera que es pasado, presente y, sobre todo, futuro. ¡Hay vida más allá de Duncan Dhu!

¿Y cuándo el arquitecto decide convertirse en cantante?

Esa es una decisión que afortunadamente nunca tuve que tomar yo; la vida se encargó de tomarla por mí... La arquitectura me apasionaba, pero la música también ejercía ese poder sobre mí, es decir, que sin quererlo me vi dentro de Duncan Dhu. Reunirme los fines de semana con mis compañeros para hacer música era algo natural, pero jamás me planteé vivir de ella. Aquello empezó a crecer hasta que un día nos dimos cuenta de que estábamos llenando campos de fútbol y plazas de toro. Sin haberlo decidido nos vimos dentro de una vorágine de la que cuesta mucho salir. No era el típico niño que quería ser famoso gracias a la música, a mí simplemente me gustaba hacerla.

El panorama discográfico actual es muy distinto al que usted conoció con "Por tierras escocesas", "Canciones" o "El grito del tiempo", ¿No?

La industria del disco sí que es otra, pero a mí me gusta mucho más el momento actual. Sé que suena raro. Igual estoy un poco chapado a la antigua, pero yo disfruto un montón escribiendo canciones y grabándolas en formato físico. Soy un gran defensor del vinilo y este es un disco difícil que por las formas en las que se hizo y su contenido nada un poco contracorriente. Corazones era necesario a nivel interior porque se convirtió en una terapia de diván de psicólogo: necesitaba cantar estos temas.

¿Cuántas veces ha tenido que reordenar su carrera musical?

Sí que lo hice unas cuantas veces, pero cuando ocurrió fue por la necesidad vital de no aburrirme. Siempre tuve muy claro que no haría dos veces el mismo disco o repetiría dos conciertos.

¿Eso es un síntoma de inconformismo?

Soy una persona muy voluble que se deja influenciar por la música que me aparece oír en un momento determinado... A lo largo de mi carrera he dado saltos al vacío más de una vez. Cuando la gente esperaba un disco, yo le he dado otro... Si no arriesgas te aburres.

¿La ilusión es un "lubricante" para que ese motor musical no se rompa?

Yo no siento que haya perdido el apetito musical; ese hambre aún existe. En mí no ha decaído esa pasión por la música: sigo escribiendo canciones, comprando discos y me apetece seguir cerca de ella.

¿Resumiendo, que está por la labor de envejecer, dicho con todo el respeto del mundo, cerca de los escenarios?

Es que no conozco una mejor manera de disfrutar la vida... Aquí no hay descanso.