Hasta hace poco, nuestro estilismo comenzaba a partir de un abrigo, un vestido e incluso un bonito calzado. A partir de ahora, la cabeza cobrará el protagonismo que se merece. Los tocados, pamelas o diademas pueden ser objeto de deseo de cualquiera, no solo para ellas, sino también para ellos. Hablamos de los clásicos sombreros de fieltro, piel, o arriesgando con la mezcla de materiales que logran una terminación perfecta, como se mostró en la pasarela de Madrid Fashion Show Men, en el desfile del icodense Lucas Balboa, realizados por la diseñadora tinerfeña Lidia Falcón, de "Adereza tu cabeza". Para la temporada más calurosa se mantiene el elegante sombrero de paja-toquilla, o simplemente Panamá, que años atrás adquirió protagonismo, y no solo para ir a la playa.

En la reciente Feria de la Moda de Tenerife, observamos cómo los stands y pasarelas se vestían de diseños que tenían en cuenta esta tendencia. Ya nos podemos permitir casi de todo; alas anchas, que perfilan elegantes pamelas, elaboradas con todo tipo de materiales; desde buntal hasta la rafia, pasando por el delicado sinamay. Los tejidos que hoy se usan permiten el plisado, las ondas o también lo liso, embellecidos por estampados o el acertado plumeti, con el que damos paso a un suave terciopelo, evitando así el peso de este material, lo que nos hace pensar en una pieza de la temporada más fría.

Las amantes de llevar la cabeza completamente cubierta pueden apostar por conos y capelinas que, decorados con adornos sutiles de resina, cristal, latón y hasta joyas de familia, se convierten en piezas singulares.

Tanto los materiales de origen natural como los sintéticos ayudan a la creatividad, adáptandose para tomar formas exageradas, brillantes y con movimiento. Como ejemplo, el juego de las plumas, desde la de avestruz hasta la de pavo real o incluso las que parecen de gallo, que permiten el moldeado casi al antojo del diseñador, logrando la sofisticación para la modelo.

Hasta ahora, las piezas se suponían rematadas, a base de cintas que podían ser de rafia, yute o payasón. Hoy también existe cabida para las gorras, viseras, pamelas y sombreros deshilachados, casi informales, a la vez que cuidados, dejando entrever, con ese sencillo detalle, la personalidad de quien las luce.

Las piezas importantes y distinguidas no son las únicas que se hacen hueco para la temporada. Podemos arriesgar con los turbantes, cómodos y favorecedores, llenos de coloridos, con dibujos, cuadros o rayas que se adaptan a todas las cabezas y edades.

Las combinaciones son casi infinitas: con apliques o sin ellos, estampadas o lisas, con lazos o pompones... El complemento perfecto para cualquier momento del día o incluso de la noche.

Los pañuelos continúan siendo el comodín por excelencia. Por su fácil colocación y versatilidad, nos permiten lucirlos en forma de pico o a modo de banda, para por fin anudarlos: a un lado, en la zona frontal o incluso en el cuello.

En plena temporada primaveral no se puede evitar pensar en las flores: naturales, preservadas o de tela, que nos acercarán al aspecto fresco que la estación requiere.

La variedad y posibilidades que nos da este elemento hace volar la imaginación, colocándolas en una espectacular pamela de paja natural, como bien lo haría Marisa Velázquez, diseñadora de la firma canaria By Loleyro y recientemente en la caja negra. Las dimensiones y volúmenes de los adornos vegetales: rosas, hortensias o sencillas hojas, no tienen límites, pudiendo lucirse de todas las formas, tamaños y colores, bien adaptándose a la estructura de una delicada diadema o de una exclusiva tiara.

Materiales, formas y creatividad para coronar tantos estilos, modelos y momentos como nuestra fantasía nos pueda llegar a sugerir.