Transmite una sensación de estar enfadado permanentemente con un mundo que considera que está bichado, contaminado, putrefacto como consecuencia de las tramas que ejecutan los que tienen el poder... El albaceteño José Luis Cuerda (1947) participó anoche en el segundo debate de El Mundo que Queremos, incluido en la programación del Otoño Cultural de CajaCanarias, junto con el guanchero Juan José Afonso. En medio se colocó Carlos Belda para mediar en un debate en el que el director, productor y guionista manchego se mostró guerrillero. Al igual que ocurrió en la entrevista que nos concedió horas antes, Cuerda no tuvo pelos en la lengua.

¿Con qué propósito viene a debatir en el ciclo El Mundo que Queremos?

Yo estoy bastante disconforme con este; prefiero otro que no sea este, es decir, que solo tengo claro que el mundo que no quiero es este.

¿Podría argumentar su disconformidad?

Eso que denominan sistema, que en el pasado ya lo veíamos como explotador y diseñado para unos pocos, se ha convertido en un modelo sádico que disfruta jodiendo a los demás.

¿Y cómo hemos llegado a esta encrucijada?

Vivimos en un mundo en el que se ha sacralizado lo cuantitativo y lo cualitativo ha dejado de existir. La percepción de la calidad no interesa. Este es un mundo en el que se nos ha inculcado la irreflexión, es decir, estoy convencido de que no quieren que pensemos porque como lo hagamos podemos llegar a unas conclusiones igual que las mías o incluso peores. Las mías son mías, pero pueden ser compartidas más o menos por algunas de las personas que lean esta entrevista. Muchos de los asalariados españoles no pueden subsistir con el sueldo que perciben y eso, guste o no, es una mentira sádica.

¿Desenredar esa gran "mentira sádica" no parece que sea una tarea sencilla de acometer?

Si las estadísticas no se dan correctamente nos están mintiendo interesadamente para dar una cifra final que venga a significar que en España ya no existe tanto parado... Por qué no se atreven a contar que el número de desempleados en este país ha bajado porque muchos ya se han marchado, por qué hay mucha gente desilusionada que ha dejado de acudir a entrevistas de trabajo que no sirven para cambiar nada en sus vidas, por qué las ofertas de empleo que se ofrecen son tan humillantes... ¿Este es el mundo que queremos? Esto tiene un nombre: una mierda.

Esa visión tan ácida está muy presente en toda su obra. ¿Su cine también es un vehículo de denuncia?

Con esta cabeza y unos pensamientos tan críticos, o me lo tomo con humor o me compro una pistola y me lío a tiros... Yo no suelo ir a los lugares donde van estos, pero si fuera, le juro que acabaría escupiéndoles a la cara y luego diría: ¡Perdone, ha sido un estornudo! Estos sinvengüenzas no solo nos roban nuestro dinero, sino que también nos hurtan los pocos derechos que nos quedan. Cuando lean estas respuestas se va a crear un magma de opinión polémico. Alguno, incluso, dirá: ¿De qué se está quejando este tipo si lleva recibiendo subvenciones toda su vida? Yo le he dado más dinero a Hacienda que el que ella me ha entregado a mí: el dineral que le dimos por "Tesis" o "Los otros" fue generosamente importante.

¿Cuál es el estado de salud que presenta el cine español?

Está en un momento espléndido... Ahora le voy a contar cómo he llegado a esa conclusión. O las cosas se relativizan o nunca vamos a llegar a la verdad de un problema. Si España hace una muy buena película cada año, Estados Unidos está obligada a hacer 15 o 20.

¿Y no las hace?

No... También le digo que en este país se ruedan dos o tres películas muy buenas cada año. En España se hace un cine de calidad que no se corresponde con las mentiras que cuentan sobre porcentajes de audiencias, gustos de los espectadores o incluso en los presupuestos que se destinan a una producción. En definitiva, vivimos un buen momento de calidad y un pésimo momento de cifras. La administración ha ejecutado una política agresiva y bastante torturadora hacia nuestro cine.

¿Entiende el grado de ensañamiento que tiene el poder con el cine?, ¿comprende que un ministro diga que "el cine español no está para tirar cohetes"?

Lo que no está para tirar cohetes son las políticas que ha desarrollado el señor Montoro. ¿Vamos a ver cómo reacciona el pueblo en las próximas elecciones y en qué condiciones queda cada partido? Estoy deseando ver esos datos.

¿Está convencido del desmoronamiento del Partido Popular?

No... Yo creo que le van a sobrar votos. Estoy convencido al cien por cien de que tendrá más votantes de los que merece, porque lo normal en cualquier país es que después de todo lo mal que lo ha hecho no le quedara más alternativa que desaparecer del mapa político español.

¿Usted ha sido "castigado" por sus posicionamientos ideológicos o por ser crítico con el poder?

No me consta... Al menos no he escuchado nunca eso de "a Cuerda no le des un duro porque nos está jodiendo la vida". No me preocupa que digan que soy un antisistema, lo que sí me jodería mucho es que me tacharan de ser prosistema. Yo critico un sistema putrefacto y lesivo que maltrata a la gente honrada; el inmovilismo que puedan mostrar esos imbéciles que prefieren ser sordos y mudos me trae sin cuidado.

¿En qué faceta de su trabajo se encuentra más realizado: dirigiendo una película, produciendo los recursos para que esta se pueda llevar a cabo o escribiendo la historia?

Yo soy feliz cuando no tengo a nadie que me está mirando por encima del hombro, es decir, desarrollando un guion. Ahí solo estás tú: escribes cuando quieres y la libertad de horario es total. La dirección no es muy gratificante porque somos bastante tontos y nos gusta que vean lo que hacemos en unas pantallas grandes y que el público se emocione. La osadía de los que hacemos cine no lleva a pensar que lo que vamos a mostrar vale la pena, pena con mayúsculas, por unas personas que tienen todo el derecho de pensar que eso es una auténtica mierda. Por eso ya no me mosqueo al recibir un palo en las costillas a través de una crítica.

¿El cliente siempre tiene la razón?

Esa cautela hay que tenerla siempre para no convertirse en un estúpido... Yo no soy nadie para mantener durante una hora y pico a una persona con su culo sentado en la butaca de un cine o en el salón de su casa.