El artista, arquitecto y docente tinerfeño Ernesto Valcárcel (Santa Cruz, 1951) está empeñado en reivindicar el carácter matérico y físico del arte, además de su valor como objeto, motivo por el que desarrolla una amplia, variada e interesante exposición en la sala de Mapfre Guanarteme en La Laguna, donde permanecerá abierta hasta el 30 de octubre. (Lunes a viernes, de 10:00 a 13:00 y de 18:00 a 21:00 horas).

"El prodigio objetual" es el título que ha puesto a esta "cruzada" plástica que ha materializado en seis series de obras que han sido realizadas desde 2009 hasta la actualidad. Son más de ciento cincuenta "objetos artísticos" que materializan conceptos, ideas, sentimientos y deseos de este artista. Estas pinturas, realizadas con diferentes técnicas y soportes, ofrecen un colorido viaje por el amplio espectro existente entre realidad y la abstracción, nunca ajena a la ficción.

"El prodigio objetual es un título bastante genérico, pero podría ser una descripción metafórica de toda mi trayectoria (...). Me refiero al objetivo de una intención comprometida y empeñada en restituir al objeto artístico el valor primordial que el conceptualismo le ha negado o cuestionado".

Valcárcel considera un hecho probado que cuando surge el conceptualismo -lo más valioso son los conceptos e ideas y no su materialización-, la facción más radical llegó a menospreciar el valor objetual del arte, incluso el hacerlo con las manos.

"Estoy de acuerdo en que los conceptos y el proceso creativo es lo más importante de una obra de arte, pero yo desde toda la vida también defiendo el valor objetual, material y físico del arte, porque si dejara de serlo no tendría nada que ver con las artes plásticas tal como las concebimos hoy en día".

Este profesor de la Facultad de Bellas Artes considera que el arte "metafóricamente es el único producto manufacturado que el hombre puede hacer y que merece el calificativo de sublime, puesto que su única utilidad estriba en alimentar la sensibilidad, el pensamiento y el intelecto a través de la vista. No tiene una utilidad de primera necesidad como cualquier otra cosa que fabricamos".

El largo centenar de obras que exhibe el artista en La Laguna corrobora esta defensa a ultranza de la obra de arte como objeto. "Macaronesian town" (2014-15) reúne una decena de piezas de mediano formato, acrílicos sobre lienzo y madera, que evocan una serie de edificios y espacios habitables imaginarios en un ambiente casi surrealista cargado de elementos perfectamente reconocibles y con una marcada perspectiva arquitectónica.

Lo mismo ocurre con "Fragmentarium proteico", acrílicos sobre algodón recortados en ocho fragmentos, de pequeño formato (28 x 25 centímetros), que se muestran en varios expositores, además de otras piezas "colgantes" que han sido pintadas por ambas caras y que definen volúmenes como muebles, lámparas, vegetales, camas, sillas, instrumentos musicales, armarios o sanitarios, entre otros objetos muy reales, además de realizar continuos guiños a la naturaleza canaria y macaronésica.

También exhibe piezas de otras series como "Juguetes Di Tiempo" (2009), "Moradas jubilosas" (2010), "El jardín emancipado" (2012-15) y "Deep Dark Mirrows" (2015), un verdadero despliegue de originalidad conceptual y técnica.

"Hay cosas abstractas y figurativas, más de las que he hecho nunca. Las últimas series son perspectivas y paisajes, espacios donde se vuelve a ver una influencia de la arquitectura, algo que nunca demostré en la plástica, quizás sea la añoranza de un ejercicio que no desarrollo desde hace ya muchos años".

Algunas de las técnicas mixtas que utiliza para materializar sus ideas son muy variadas, originales y laboriosas, como papel fotográfico siliconado bajo metracilato, o acrílico con una especia de cartón de papel de celofán sobre loneta y madera.

"Hay una serie hecha con pluma caligráfica. Todo lo demás son cuadros realizados con técnicas muy diversas, aunque son todas de mi propia cosecha. Yo me lo fabrico todo. Cuido mucho los soportes".

Ernesto Valcárcel

artista, arquitecto y profesor en BB AA