Han logrado reunir toda la frecuencia de una banda sin tener banda. Esa es la explicación más natural de lo que ocurrirá esta noche, a las 21:00 horas, en el teatro Leal de La Laguna. La Orquesta de Timples de Canarias Timpluras interpretará los temas incluidos en su última aventura discográfica, "Nómadas", y una selección de los títulos que conforman el ADN musical del proyecto creado y dirigido por Benito Cabrera.

Víctor Estánico, Francisco Yánez, Tomás Fariña, Yone Rodríguez, José Alberto Delgado, Josele del Pino e Israel Espino integran la "alineación" titular de Timpluras, formación que hoy contará con los refuerzos de Javier Hernández y Besay Pérez, primer y tercer premios de solistas en el concurso de Rondallas del Carnaval de Santa Cruz de Tenerife 2015, y el percusionista Sergio García.

"El timple de pocos trastes que se usa para una parranda no va a desaparecer nunca porque esa es su esencia primigenia y estas son nuestras raíces, pero la capacidad de imaginar nuevas sensaciones no va a desaparecer nunca... Hay que respetar la tradición, pero sin renunciar a buscar nuevas sonoridades", explica Cabrera en relación a la construcción de instrumentos que reproducen las particularidades de un bajo o una percusión. "En nuestros orígenes contamos con el apoyo de una banda, pero hoy sonamos como una banda utilizando como única referencia el timple", precisa.

De la misma forma que la guitarra experimentó una evolución a la que nadie puso barreras, el lanzaroteño Benito Cabrera expone que "este instrumento debe ampliar sus horizontes sin perder nada de lo ya conquistado... El ukelele, con una mayor proyección internacional que el timple, es el mejor ejemplo para entender hasta dónde podemos evolucionar un sonido que pase lo que pase es un elemento diferenciador de nuestro folclore", añade el también director musical de Los Sabandeños.

De las misma forma que en el flamenco permanece abierto el eterno debate entre puristas e innovadores, en el caso del timple hay voces que resuenan cuando la fusión alcanza su plenitud. "La música tradicional y popular es dinámica y arrastra un pozo de siglos, pero eso no significa que en cada momento no tenga que estar actualizada. Estamos en el siglo XXI y en cualquier parte del mundo se han desarrollado evoluciones que se dan de forma natural. El ejemplo de la música brasileña, que no tiene problema para mezclarse con otros géneros, es uno de los más conocidos. Sin renunciar a su tradición entraron en contacto con el jazz y la riqueza de matices es tremenda", explica el compositor canario.

"Respeto, investigación y seriedad". A partir de esos tres vértices Benito Cabrera edifica una escenografía sonora que él mismo protege como a un recién nacido. "Insisto. Este es un material muy frágil que hay que saber manejar para no herir sentimientos", exalta sin esconder las modificaciones que impusieron a determinados instrumentos talentos internacionales como José Ángel Hevia o Kepa Junkera. "Podemos mirar al horizonte sin complejos", sentencia justo antes de descubrir una fisura.

"Este es un instrumento atábico que está conectado con nuestra realidad y, más allá de posibles luchas, lo que hay que buscar son puntos de entendimiento intermedios y sobre todo que cuando suenen estén afinados", analiza sin perder de vista que "la composición es lo que menos ha evolucionado en relación a los pasos que dio el timple. Por ahí hay que propiciar una mayor solidez para el futuro: hace falta escribir más música para timple", concluye.