Estrella Morente canta, baila, mueve el fuego con las manos al son de la música de Falla. Es una bruja, una pitonisa que ha protagonizado esta noche un "Amor brujo" para el siglo XXI en el Teatro Real, donde ha provocado el entusiasmo y el aplauso del público, que ha caído rendido a sus hechizos.

Y es que el gran coliseo madrileño ha cerrado 2014 con una nueva versión de "El amor brujo", de Manuel de Falla, su obra cumbre, que en 2015 celebra el centenario de su estreno, en el teatro Lara de Madrid, con la interpretación de Pastora Imperio.

Una obra paradigmática del flamenco, gitana, popular y pasional de Falla, que ahora han revisitado el coreógrafo Víctor Ullate y su compañía junto con el director coreográfico Eduardo Lao, el director musical Josep Font, y Luis Delgado, quien ha añadido a la música de Falla sus efectos musicales junto al grupo "Dark ambience in Slaughter Natives", dándole al montaje un aire más contemporáneo, conceptual y universal.

Todo ello acompañado de la escenografía y diseño de luces de Paco Azorín y los figurines de María Araujo, que han hecho de la puesta en escena un cuadro plástico, una paleta de colores y luces que se iban transformando según iban transcurriendo las escenas.

Por ello, aunque el esqueleto sea el mismo, como ya dijo Víctor Ullate durante la presentación de la obra, el envoltorio y el aroma es muy diferente, mucho más moderno, gracias también a las proyecciones en 3D que se suceden sobre el escenario, que en los momentos más oscuros se llena de pájaros y aves de mal agüero.

"El Amor Brujo", escrita por Manuel de Falla (1876-1946) a principios del siglo XX y considerada una de las obras más innovadoras de la centuria, abunda en el misticismo gitano. Narra el amor y la pasión de Candela, una gitana cuya relación con Carmelo se ve ensombrecida y atormentada por su antiguo amante.

Amor, miedo, pasión, tristeza, brujería, hechizos y seducción se dan la mano en este espectáculo de danza, cuyo tema central, "La danza del fuego", hoy se ha visto renovado y fuera de estereotipos con unas chispas y unas llamas en un plasma y en 3D.

Un montaje que hoy, a veces, parecía una ópera protagonizada por una Calas gitana, una Estrella Morente, pitonisa, vestida de rojo, con unos pantalones y un traje de cola que bien hubiera podido parecerse a una mezcla entre Marta Graham y la Bauhaus, que ha llenado el escenario junto con el bailaor Rubén Olmo, que ha desplegado una capa azul y negra como si fuera el vaivén de una ola.

"Es una obra eminentemente gitana. Para hacerla empleé ideas siempre de carácter popular. He procurado verla en gitano, sentirla hondamente, y no he empleado otros elementos populares que aquellos que he creído que expresan el alma de la raza", dijo Falla horas antes de su primer estreno en una entrevista.

De esta obra, que estará en cartel hasta el 3 de enero, ya hizo Víctor Ullate una primera versión el 28 de mayo de 1994 en la Maestranza de Sevilla, aunque no tiene nada que ver con esta puesta en escena.

Y para Estrella Morente es una pieza que dice conocer como "la palma de su mano" y que ahora tiene la oportunidad de representar en el Real, donde ya ha protagonizado varios conciertos, tras su debut con "La vida breve".