Cada cierto tiempo Hollywood recurre a pasajes bíblicos para llevar a la gran pantalla historias mayestáticas con miles de extras e imágenes grandilocuentes. Si a principios de año nos llegó una extravagante e interesante versión de "Noé", orquestada por Darren Aronofsky, ahora es el turno de "Exodus: dioses y reyes", firmada por Ridley Scott.

No me voy a andar por las ramas, Ridley Scott es uno de los directores más sobrevalorados de los últimos 40 años. El origen de este dislate radica, por una parte, en que la segunda ("Alien, el octavo pasajero", 1979, que contó con el fantástico diseño abisal de H.R. Giger) y la tercera película ("Blade Runner", 1982, cuyos efectos especiales deben su mérito a Douglas Trumbull) que dirigió son dos obras maestras contemporáneas; y, por otra parte, por la tendencia a otorgar todo el mérito o el demérito de un filme al realizador. Tres ejemplos, que todos conocemos, "Lo que el viento se llevó" (1939), "Poltergeist" (1982) y "Pesadilla antes de Navidad" (1992) echan por tierra esta teoría. Por la primera desfilaron hasta cinco directores bajo los auspicios del productor David O. Selznick; en la segunda, Spielberg, en funciones de productor impuso su criterio sobre el del director Tobe Hooper; y en el tercer caso, Tim Burton cedió la dirección a Henry Selick, pero manejó los hilos desde la producción.

Al margen de los títulos mencionados y de "Los duelistas" (1977), "Hannibal" (2001), "Black Hawk derribado" (2001) y "American Gangster" (2007) el resto de la filmografía del realizador británico se reduce a casi una veintena de largometrajes de puro consumo, incluyendo éxitos comerciales como "Thelma & Louise" (1991) o "Gladiator" (2000). La puntilla es haber empleado unos planos que ya había utilizado Stanley Kubrick en el principio de "El resplandor" (1980) para el final de "Blade Runner" (1982).

Las comparaciones son odiosas, pero inevitables. Durante casi todo el visionado de "Exodus: dioses y reyes" estuve pensando en las magníficas interpretaciones de Charlton Heston y Yul Brynner en "Los diez mandamientos" (1956), de Cecil B. DeMille (que ya había rodado una primera versión en 1923), que no superan el siempre eficaz Christian Bale (que ya dio cuenta de su valía con 12 años en "El imperio del fuego", 1987) ni Joel Edgerton ("Animal Kingdom", 2010). El elenco se completa con papeles testimoniales de Ben Kingsley, Sigourney Weaver, John Turturro, Aaron Paul y la insípida María Valverde para configurar un largometraje tan mediocre como ese mamotreto fílmico que es "Alexander" (2004, Oliver Stone), ya que carece de pulso narrativo y está caracterizado por diálogos plúmbeos repletos de frases lapidarias. Particularmente encuentro más entretenido leer la Biblia que ver esta nueva versión audiovisual de la peregrinación del pueblo hebreo, que prefiere centrarse en el duelo fratricida entre Moisés y Ramsés II a hacer hincapié en el tema de la esclavitud como la película de De Mille. Respecto a la música, Alberto Iglesias sigue las directrices del tono mesiánico de las notas de Elmer Bernstein.

En lo único que mejora a la versión de los 50 de "Los diez mandamientos", que tampoco es un título redondo, es en los espectaculares efectos especiales, que alcanzan su cenit en la vertiginosa persecución en la que los carros egipcios caen por un desfiladero y en la espectacular apertura de las aguas del Mar Rojo. También concita la atención que se haya sustituido el mensaje evangelizador de De Mille por una duda más que razonable de si Moisés no era más que un iluminado (ejemplificado en la figura del Niño-Dios).

El rodaje de "Exodus: dioses y reyes" se desarrolló en 2013 en Inglaterra y España (Almería, Fuerteventura y Lanzarote). De hecho uno de los principales aciertos del filme son los parajes desérticos de Lanzarote y Fuerteventura. A lo largo del 2014 se han rodado en Canarias más de una docena de largometrajes no canarios que han buscado beneficiarse del régimen especial de la Zona Especial Canaria (ZEC), así como de las ventajas y exenciones en el Impuesto General Indirecto Canario (IGIC), el Impuesto de Transmisiones Patrimoniales y Actos Jurídicos Documentados (ITP y AJD) y en la Repatriación de dividendos para empresas no residentes. Este año se han rodado en las islas títulos significativos como "Nobody Wants the Night", de Isabel Coixet; "Ma Ma", de Julio Medem; "Felices 140", de Gracia Querejeta; "Wild Oats" con Demi Moore o "Rec 4", de Jaume Balagueró.

No es la primera vez que esto acontece. Señeras películas como "Moby Dick" (1955), de John Huston; "Cuando los dinosaurios dominaban la Tierra" (1968), producida por Hammer Film y Warner Bros o "Fata Morgana" (1970), de Werner Herzog se localizaron en su momento en la geografía isleña. Algunos ilusos han llegado a hablar de "Canarywood". No se lleven a engaño desde que desaparezcan las ventajas fiscales de las que disfrutan estas producciones audiovisuales dejaran de venir a rodar a Canarias y volveremos a tener muchas horas de sol para ir a la playa.

La última cartelera del año depara el plato fuerte de la nueva película de Tim Burton: "Big Eyes", que se estrena simultáneamente en Estados Unidos y España. El genio de Burbank ofrece un drama que aparentemente se diferencia del resto de su nigérrima filmografía, pero que en el fondo gravita sobre su peculiar universo visual.

Si quiere huir de la vorágine navideña nada mejor que visionar el filme "Musarañas", una historia de terror cotidiano producida por Carolina Bang y protagonizada por Macarena Gómez, en la que dos hermanas viven confinadas en un esperpéntico piso en el Madrid de los años 50. Tras varios retrasos, por fin llega la última cinta del interesante realizador uruguayo Álvaro Brechner ("Mal día para pescar"), "Kaplan" narra la historia de un casi octogenario judío que se ha empecinado en desenmascarar a un antiguo oficial nazi.

Angelina Jolie se ha vuelto a poner detrás de la cámara para rodar "Invencible", que narra la historia real de Louis Zamperini, que tras participar en los Juegos Olímpicos de 1936, se alistó en las fuerzas aéreas de los Estados Unidos para luchar en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945). La Jolie cuenta con la inestimable, e inesperada, ayuda en el guion de los hermanos Coen. "El club de los incomprendidos" está dirigido a los adolescentes desorientados que no saben qué hacer con su vida. Para los que opten por las comedias descerebradas tienen la posibilidad de ver la tercera entrega de las paparruchas de Ben Stiller: "Noche en el museo 3". Sea cual sea su elección no dejen de ir al cine.