Su voluminosa y desordenada melena le concede una apariencia de genio que no es ficticia. Premiado en Alemania, Francia, Italia, España o Estados Unidos, el libanés Ara Malikian (1968) actúa mañana en el teatro Leal de La Laguna, a partir de las 21:00 horas, junto con el guitarrista Fernando Egozcue.

Los discos "Lejos" y "Con los ojos cerrados" serán la espina dorsal de una velada en la que violín y guitarra fusionarán sus notas. "Fernando es un compositor que crea música pensando en mí", agradece de una amistad que ya dura más de 15 años. "Él no solo es tango -Egozcue es argentino-, sino que maneja unos matices tan distintos como el jazz, el rock and roll o la música clásica", dice respecto a lo que se va a encontrar el público que acuda al espacio cultural de la calle Obispo Rey Redondo.

Con casi dos docenas de álbumes en su biografía musical, Ara Malikian no oculta sus ganas de seguir progresando. "Trato de crecer todos los días; presentar algo fresco porque una de mis prioridades es descubrir caminos por los que no he transitado. Hago música como si fuera la última vez", cuenta un virtuoso que ha sido invitado en varias ocasiones a participar en una grabación de Extremoduro.

"Un enamorado del violín". Así se define un talento que dio su primer concierto a los 12 años y que se puso al frente de una orquesta a los 14. "No entiendo la música sin este instrumento", puntualiza antes de confesar que "tanto el violín como la música clásica no son minoritarios... Otra cosa bien diferente es la imagen que tiene el público de nosotros. A los violinistas nos miran como seres estirados; esa arrogancia nos hace daño porque, en realidad, el violín puede llegar a ser un instrumento realmente travieso", advierte el que fuera concertino de la OSM (Teatro Real de Madrid). "No hay muchos instrumentos que te ofrezcan tanta riqueza de sonidos".

Por sus raíces árabes, Malikian no elude hablar de los conflictos bélicos que se están librando en Siria, Irak o Israel. "Vivimos un ciclo preocupante. Quizás, uno de los más difíciles desde la finalización de la Segunda Guerra Mundial, pero a la gente no le interesa mirar a los lugares en los que hay problemas -en su infancia conoció la experiencia de vivir y llegó a estudiar música en refugios antiaéreos-; creen que olvidando esas imágenes se acabaron los genocidios, los desalojos de poblaciones, las muertes de niños", critica antes de dar su opinión sobre la conexión crisis-cultura.

"La situación no es cómoda, pero las ganas de hacer arte no se desvanecen ante la pasividad de los que deciden que a la cultura hay que darle muy poco o nada... La solución es ofrecer lo que hacemos y reinventarnos todas las veces que sean necesarias para encontrar nuevos posicionamientos".

Artista de la nómina de Warner Music, este instrumentista tiene claro que "la fuerza con la que los niños deciden apostar por la música es más poderosa que los recortes que están mutilando a los artistas. El mayor peligro", prosigue Malikian, "es rendirse y no pelear. Cada día llega una nueva oportunidad para demostrar que nunca lo sabes todo". Y es que a su agenda le faltan huecos -ha llegado a dar 450 funciones anuales- para introducir los datos de los diez espectáculos musicales con los que desarrolla largas giras por los cinco continentes. Además, es el presentador del programa "Pizzicato" de TVE. Sobre las labores de divulgación que desarrolla en el ente público, Ara Malikian abre una curiosa relación con el ya desaparecido Fernando Argenta.

"Nos unía el amor que sentimos por la música y su divulgación, pero son dos visiones muy distintas. Yo la interpreto y disfruto con las experiencias que asimila el público. En cualquier caso, es innegable que Fernando desarrolló un tejido excelente para impulsar el lenguaje clásico", elogia un músico que participó en la creación de bandas sonoras como "Pájaros de papel" (2010), "La mala educación" (2005), "Hable con ella" (2002), "Los pasos perdidos" (2001), "El otro barrio" (2000) y "Manolito gafotas" (1999).

De la visibilidad que tiene desde hace varios años su carrera, el artista de raíces armenias confiesa estar "viviendo un sueño desde hace mucho tiempo. En estos momentos hago lo que más me gusta y, sinceramente, no me van nada mal las cosas. Doy conciertos que suelen tener buenas entradas, hay niños que ya me ven como uno de sus referentes y disfruto experimentando... Mi ambición es mejorar día a día, no encontrar mayores dosis de popularidad. El artista, cualquiera que sea su ámbito creativo, que solo vive para buscar la fama está perdido. Esto no funciona así. El que quiera tener trascendencia debe currárselo e ir quemando etapas poco a poco. No es bueno intentar dar un paso más largo que el que puedes dar".

Creador de un estilo propio e innovador, el violinista sabe que la última palabra la tiene el público. "La gente no es tonta; a los espectadores no los engañas con cualquier cosa. Si lo que muestras en un teatro no gusta ellos se van a dar cuenta", afirma el músico.

"Alguna vez he vuelto a casa con la sensación de que lo que hice no logró estar a la altura de lo que otros esperaban de mí... Entonces es bueno hacer autocrítica, buscar por qué no ha funcionado esa conexión y tratar de corregirlo para que al día siguiente no se repita algo parecido. Hay que perder el miedo a equivocarse y experimentar, pero siempre teniendo claro que existen unas reglas del juego. Unas las marcan los artistas y las otras las pone el público", concluye un intérprete que no suele reprimirse cuando tiene ganas de gastar una broma en medio de un concierto. "La música es diversión y crear esos espacios ayudan a generar curiosidad; ganas de saber si la partitura esconde una nueva sorpresa o un breve instante para la reflexión".

Ara Malikian

Violinista

Vea aquí la actuación que el violinista Ara Malikian dio en el Palau de la Música de Barcelona (2014).