Es un tipo sincero, sin papas en la boca, un producto que junto con los típicos mojos asegura que es de lo poquísimo que conoce de la gastronomía canaria. Ahora bien, se compromete a robarle tiempo al tiempo y profundizar en los fondos de las ollas isleñas. Eso sí, sostiene -sin desmerecer en absoluto la calidad del recetario isleño- que "la gente que viene de visita a Canarias no lo hace precisamente atraída por la gastronomía". Y a continuación moja pan: "Creo que en España seguimos manteniendo un cierto complejo de inferioridad respecto al extranjero".

Quien así habla es Pepe Rodríguez, -además de lucir estrella Michelín es un cocinero con estrella-, propietario del restaurante El Bohío, en Illescas (Toledo) y conocido popularmente por ser uno de los jurados del programa de "talent show" MasterChef, donde comparte éxito con "dos pijos", dice con humor crítico en referencia a sus compañeros Jordi Cruz y Samantha Vallejo-Nágera.

Precisamente, la semana pasada estuvo en Las Palmas invitado por Mahou San Miguel para impartir una master class y es que la pantalla ha proyectado su imagen hasta convertirlo tanto en un reclamo, como en alguien familiar que se cuela -con permiso y educadamente-, en las casas de millones de españoles, sentándose a la mesa con naturalidad.

"Lo que se ve de mí en televisión, esa persona que engulle a bocados y a veces muestra un perfil severo, no supone una sobreactuación, ni una interpretación", subraya. Si en algo ha cambiado este programa su habitual pulso vital está en que ahora "me cuesta dar tres pasos por la calle sin que alguien se acerque a saludarme, pero sigo siendo el mismo tipo normal".

Lo cierto es que la exposición pública y el éxito de programas sobre cocina se ha acompañado de críticas furibundas, las más afiladas desde el propio gremio. A esto responde Pepe calificando a España como "un país cainita" y reivindicándose como cocinero. "Hago algo extraordinario y para mí representa un orgullo que la llamada alta cocina puedan seguirla millones de personas a través de MasterChef".

Y hablando de orgullos se refiere a la faceta didáctica de MasterChef Júnior -que ya prepara una nueva edición-, afirmando que desarrolla entre los pequeños una "labor más educativa que la del propio Ministerio", porque ahora se preocupan de conocer cómo y qué son los alimentos que cocinan.

Eso sí, no acaba de entender que en los programas gastronómicos no aparezcan los vinos: "Debe ser por cuestiones pudorosas, pero creo que es el mejor escaparte para vender un producto tan nuestro".

Y volviendo a la raíz, El Bohío es el restaurante familiar, nombre que trae aromas de Cuba, donde su familia se exilió tras la guerra civil. "Mi madre nació en La Habana" y siendo pequeña regresó a España. Fueron sus abuelos quienes abrieron en Illescas un mesón con "cuatro aguardientes en la barra" y la madre siguió el negocio hasta que la "pasión" de Pepe lo convirtió en lo que hoy es. Si pasan algún día por Toledo, pregunte por El Bohío y pidan esa ropa vieja que Pepe ha convertido en delicatessen.