En los años veinte del siglo pasado un muchacho del barrio icodense de El Amparo se puso a la tarea de escribir comedias populares para evitar la cara contratación de las compañías ambulantes que en años anteriores animaban las fiestas vecinales. La crisis económica de la época no podía impedir la continuidad de las comedias una vez al año. A golpe de vasos de vino y de ensayos, Hermenegildo Socas Cruz fue componiendo, con los vecinos, versos que se convertían en diálogos que decían los personajes que representaban los actores que interpretaban las comedias.

Con la representación de "La maguita Patricia" en 1928, nacía una tradición teatral que, salvo algunos periodos de inacción, ha pervivido prácticamente hasta hoy. En 1985 las mujeres entraron a formar parte legítima del elenco, y la vinculación del barrio con las comedias fue ya total: se prestaron muebles y gallinas en corrales, se zurcieron vestidos viejos y se improvisaron decorados, se repartieron guiones mecanografiados, aparecieron nuevos poetas como Guadimiro González, y hasta el cura de turno las dijo algún año "vestido de hembra". La posibilidad de contar con un corpus literario de casi veinte comedias (rescatadas hoy gracias a la labor de Ulises Hernández, es justo decirlo) ha sido el principal motivo para representar cada año una comedia distinta y crear un amplio repertorio que narra todo tipo de historias: desde el marido cornudo al viejo avaro, pasando por temas sociales como la Guerra Civil, la emigración canaria a Cuba y Venezuela, el problema de la droga en los centros académicos, o la llegada al barrio del euro como nuevo sistema monetario. Testimonios que, más allá de su calidad literaria o su destreza dramatúrgica, imprimen el sello de toda una época y son, de alguna manera, intrahistoria de la historia general de estas islas. Memoria de la vida y las costumbres de otro tiempo.

En menos de un decenio, estas comedias del noroeste de Tenerife cumplirán un siglo de existencia gozando de una salud inmejorable, habida cuenta de que este año presumen de nuevo dramaturgo, Domingo Rodríguez Díaz, que ha querido contribuir a la continuidad de esta hermosa tradición de teatro popular canario. Lástima que estas comedias no hayan alcanzado el interés y el estudio que merecen, a pesar de ser una de las manifestaciones de teatro popular profano canario más representativa de las islas. Las publicaciones que se han hecho de algunas de estas piezas o de estudios al respecto son no sólo escasas sino, en algunos casos, bastante descuidadas. Poco les importa a las vecinas y vecinos del barrio de El Amparo tantos descuidos y agravios. Ellos, como cada año, ya están preparando su pieza para este próximo 4 de agosto, durante sus fiestas grandes. Y nadie les va a quitar la ilusión de "decir" las comedias una vez más, dispuestos a hacer reír a un barrio que ha encontrado en el teatro su modo de reconocerse y divertirse. Un pequeño Almagro con sus Lopes y Calderones, para entendernos.