"Sabotage", el segundo estreno más taquillero del fin de semana pasado en España, supone la confirmación de la vuelta al cine de acción de Arnold Schwarzenegger tras la solvente "El último desafío" (2013), en la que perseguía implacablemente a Eduardo Noriega. El problema estriba en que el exgobernador de California ya tiene 67 años a sus espaldas y resulta poco convincente verle rifle en ristre ejerciendo de tipo duro.

Atrás quedaron las décadas de los 80 y los 90, en las que Arnold Schwarzenegger y Silvester Stallone eran los "action hero" por antonomasia del cine de Hollywood, dejando algunos buenos títulos en un lánguido sendero fílmico como "Terminator" (1984), "Depredador" (1987) o "Desafío total" (1990) en el caso del hercúleo austríaco; y "Acorralado" (1982) o "Demolition Man" (1993), en el del corpulento italoamericano. El tiempo ha pasado y ese trono ahora pertenece a Jason Statham y Vin Diesel.

Verlos juntos en "Plan de escape" (2013), a mamporro limpio en un thriller carcelario, o en la saga "Mercenarios" (la tercera parte se estrenará el 14 de agosto) da grima. El colmo ha sido "El combate final", en la que Stallone y Robert de Niro parodian, involuntariamente, sus papeles míticos en "Rocky" (1978) y "Toro salvaje" (1980). Son dinosaurios que se resisten a desaparecer.

La imagen de Schwarzenegger con capucha imitando la moda adolescente imperante es sintomática de que ya no está en la onda. A su nulidad interpretativa se une ahora su oxidación. En otro instante aparece fumando un puro, en un guiño a "El último gran héroe de acción", cinta que protagonizase hace veinte años. A pesar de lo cual, seguirá protagonizando títulos adrenalínicos mientras goce del favor de parte del público. No en balde, ya está filmando una precuela de "Terminator".

La escabechina de la secuencia final, que se desarrolla en México, ofrece una comparación interpretativa con la reciente "Una noche en el viejo México" (grata sorpresa dirigida por Emilio Aragón). Robert Duvall, en el mismo contexto, se "come vivo" a Schwarzenegger.

La decepción es mayor cuando tras "Sabotage" se encuentra el nombre de David Ayer, el guionista de "Training Day" (2001), que decidió dar el salto a la dirección con la eficaz "Vidas al límite" (2005). El cine de David Ayer siempre se sustenta en la ambigüedad moral de sus personajes, en la que cuesta distinguir a los policías de los delincuentes, entre los cuales hay una delgada línea roja. Matar es matar, y da igual que se haga a favor de la ley o en contra de ella.

El conjunto de personajes que integran a los agentes encubiertos que se infiltran en carteles de narcotráfico son un grupo de policías que tienen aspecto, comportamiento y lenguaje (soez, muy soez) propios de maleantes. Entre los actores que los encarnan destaca Joe Manganiello (hombre lobo de la serie "True Blood"), llamado a ser estrella del cine de testosterona en los años venideros. La violencia que se muestra es más "real", seca, sin alardes visuales ni efectos pirotécnicos. No aparece reflejada como un juego lúdico como en el cine de Tarantino o está tamizada por el sentido del humor como en "RED" (2010), con lo cual se aproxima al "slasher".

"Sabotage" (por favor, no confundir con el clásico dirigido por Alfred Hitchcock en 1936) es una película concebida para el mero entretenimiento que solo satisfará a los fanáticos acérrimos al género de acción. Pero, que no se lleven a engaño, el largometraje se centra en una investigación por la desaparición de 10 millones de dólares y las escenas de acción se reducen al prólogo, a un tiroteo en un bosque, a una redada y a la persecución final. Abstenerse, cinéfilos con escrúpulos.

Cualquier capítulo de las series "Breaking Bad" o "Hannibal" es infinitamente mejor que este trillado y predecible largometraje. Si estuviéramos en la época del circo romano habría que, irremisiblemente, girar el dedo pulgar hacia abajo.

Entre los estrenos que llegarán a las pantallas españolas el 25 de julio destaca la china "Un toque de violencia",la nueva película de Jia Zhang-ke, en la que un minero exasperado por la corrupción de los dirigentes decide pasar a la acción. Se alzó con el mejor guion en el Festival de Cannes del 2013.

Asimismo, concita la atención "The Extraordinary Tale", protagonizada por la actriz canaria Aïda Ballmann, que asistió recientemente a la "première" en Hollywood de esta comedia negra, que sus directores Laura Alvea y José F. Ortuño definen como "un cuento de hadas macabro". Tras su paso por los festivales de Londres, Atlanta o Málaga llega a las salas comerciales.

También se estrenará "Las vidas de Grace". El favor del público de Locarno y Seminci es la mejor garantía de este drama, con tintes cómicos y rebosante de humanidad, protagonizado por dos estrellas emergentes del cine estadounidense, Brie Larson ("Scott Pilgrim contra el mundo") y John Gallagher Jr. ("The Newsroom"). Además se podrán ver la comedia "Sex-tape" (protagonizada por Cameron Diaz), la cinta de terror "Anarchy: la noche de las bestias" o la comedia sueca "Los Anderson en Grecia".