Del funk al blues, Vitoria ha vivido una noche memorable, una noche sin prejuicios, gracias a dos grandes músicos que representan dos generaciones de Nueva Orleans: Dr. John y Trombone Shorty.

Como una declaración de principios, Trombone Shorty ha salido al escenario con su Orleans Avenue, a tocar funk descarado, acompañado de dos saxos, guitarra eléctrica, bajo eléctrico y batería.

Además canta, pero no de cualquier manera, canta sabiendo lo que está haciendo. Solo 28 años de vida le han servido para no tener miedo a nadie y tocar en Vitoria esta música "generacional". Ninguna otra cosa le hace diferente de otros músicos que han subido a este mismo escenario.

Seguramente el jazz de la mitad del siglo XX también tenía ese carácter "generacional", pero esa es otra historia...

El sector más joven ha agradecido esa actitud que no tiene ningún prejuicio en poner al público a bailar, para empezar.

Porque después ha pasado al blues de su ciudad, Nueva Orleans, tocando con su trombón, una guitarra y la batería al principio, luego todos de nuevo.

Siempre buscando la intensidad, en el mismo sentido que la busca el flamenco, haciendo partícipe al oyente, intentando sentir con él, más que transmitir una emoción propia.

Si hay que estar tocando una misma nota, ininterrumpidamente durante minuto y medio, o dos minutos, Trombone Shorty también lo sabe hacer, porque la técnica no es un problema, es solo estudio.

La reacción de Mendizorroza ha sido espectacular, todos de pie, no por agradecimiento sino para disfrutar del momento y gozar de esa soltura y ese descaro. En las tres noches anteriores no se ha respirado una atmósfera ni parecida ÑYa era hora!

Dr. John ha salido luego con una gran banda, por no decir big band, a la que enseguida se ha sumado Trombone Shorty un ratito.

Saxos, trompetas y trombones, batería, guitarra eléctrica, bajo eléctrico y órgano hammond acompañaban su enorme piano y su enorme voz, limpia como el cristal.

Un homenaje a Louis Armstrong es mucho decir en un escenario como éste, y Dr. John ha empezado desde abajo, recordando al público de qué hablamos cuando hablamos de Nueva Orleans, y poco a poco ha hecho crecer ese sonido. Era imposible hacerlo de otra manera después de la música, mucho más moderna, que acababa de sonar.

Rythm & blues, y boogie, no hace falta ser más explícito para hablar de Armstrong. Poco más se necesita para entender el jazz, pero también el rock & roll. Luego vino Chicago, y vinieron los ingleses a hacer blues, vinieron los Yardbirds y los Animals. Pero ahí está Tom Waits, y el Dr. John lo sabe.

Mucho han cambiado los tiempos para hacer un homenaje más literal. Han pasado tantas cosas desde Armstrong que ser mimético no tiene ningún sentido.

Ha sido muy evidente la identificación del público con los dos músicos. Había muchas ganas de escuchar jazz, había muchas ganas de bailar esta noche, aunque el lleno no haya sido total en Mendizorroza.

Mañana estarán aquí el cuarteto de Richard Bona y Paul Anka acompañado por una big band. La semana del jazz en Vitoria está solo a la mitad.