"Nunca preveo de antemano si uno de mis libros va a gustar o si terminará enfadando al poderoso". A la sombra de esta idea se van ajustando las respuestas de una conversación con una de las escritoras que más polémica han generado en los últimos meses. Pilar Urbano, autora de "La gran desmemoria. Lo que Suárez olvidó y el Rey prefiere no recordar", está hoy en la Isla para participar en actos que están conectados con la XXVI Feria del Libro de Santa Cruz de Tenerife. "Los desmentidores de mi libro actuaron como unas marionetas de alguien poderoso que mueve todos los hilos", puntualiza la escritora y periodista valenciana.

Cuando aún estaba sin acabar el libro ya sabía que iba a ser polémico, ¿no?

Sí, pero es que yo escribo desde Groenlandia y hago como Felipe II; pongo distancia entre el escritor y el mundo exterior para ser imparcial e independiente y protegerme de presiones o posibles injerencias. En mis libros siempre parto de cero y dejo que salgan lo que los hechos dicen y no lo que yo quiero decir. Nunca hay que forzar las piezas de un puzzle para que todo encaje a la perfección.

¿Entiende todo el lío que se ha creado alrededor del contenido de estas páginas?

Soy perfectamente consciente de ello porque el contenido del libro desmitifica y altera la versión oficial y complaciente de la historia más reciente de España. Le arrebata el brillo, el esplendor, el oro y hasta el heroísmo atribuido al rey Juan Carlos I durante la Transición. Él no fue el motor del cambio. Por supuesto, que sin su venia no se hubiese hecho nada, pero no fue el motor. Incluso, a veces, fue un freno. Por prudencia, pero un freno. Adolfo Suárez fue la clave. La legalización del PCE, por ejemplo, se materializó como un acto no en contra del rey pero sin él, que vivió ese proceso en París.

¿Poner en cuestión el papel del rey no es un atrevimiento?

Pero el rey es historiable, ¿no? Él es el primer español al que hay que estudiar porque es el jefe del Estado y es el que nos representa a todos. En este libro cuento una fase oscura, o no narrada, en la que trato la posible vinculación del rey en la "Operación Armada" y la presunta influencia en lo que luego ocurrió el 23F. No deseándolo el rey, e incluso desagradándole el golpe por la fractura tan bizarra y violenta con la que se produjo, él tenía que tener información de primera mano de cómo estaban las Capitanías Generales.

¿En cualquier caso, usted contaba con el desmentido oficial que llegó en cuanto "La gran desmemoria" salió al mercado?

Lo que yo esperaba es que me desmintieran con hechos, pero lo que salió era bastante vacuo y no señalaba ni un solo párrafo. Aquel comunicado estaba lleno de calificativos como total o parcialmente, pero se quedó en unas formas tajantes e infamantes porque atacaron directamente al derecho al honor, que es lo mismo que golpear el descrédito profesional de un periodista. Pero, además, es que lo hicieron sin leerse el libro. ¿Cómo es posible que colgaran en la red su respuesta durante la tarde del 3 de abril, cuando era materialmente imposible conseguir el libro ya que aún no estaba a la venta? En un par de horas se habían leído 900 páginas, hicieron una enmienda de la totalidad y censuraron y firmaron el texto que enviaron a la prensa y la televisión. Pidieron firmas.

¿Pidieron firmas?

Los que firmaron el desmentido se sintieron obligados... Al cabo de unos días se descubrió el pastel, ya que un exministro de Suárez me reveló que los habían colocado bajo una fuerte presión. Los desmentidores de mi libro actuaron como unas marionetas de alguien poderoso que mueve todos los hilos. Yo únicamente he levantado la corteza de una historia que ha sido edulcorada.

¿Y además de todo lo que ya ha comentado, "La gran desmemoria" encontró una gran visibilidad en el momento oportuno?

Hubo una coincidencia entre las horas más bajas del rey y el fallecimiento de Adolfo Suárez. Entonces es cuando se produjo aquel discurso televisiva desde su despacho en el que Don Juan Carlos apareció escoltado por la bandera española y un gran retrato de Felipe V. "Adolfo y yo hicimos la Transición", declaró sin saber que alguien se la estaba metiendo doblada. Aquello fue el estoque definitivo porque los reproches entre Suárez y el rey durante el 23F fueron recíprocos. El Mundo ya había publicado un adelanto de lo que estaba por llegar y enfurecieron. Zarzuela fracasó en su intento de silenciar el libro con un veto informativo.

¿A pesar de esa gran presión, el libro está colocado entre los más vendidos?

Ellos lo intentaron torpedear con unos movimientos internos para que no se hablara de él en los grandes grupos de comunicación. Las entrevistas se cayeron argumentando que no querían participar en asuntos políticos de alto voltaje. Hasta que el libro no llegó al País Vasco y Cataluña ninguno de los medios centralistas me ofreció un micrófono.

Jugando un poco a futuróloga. ¿qué destino le espera al príncipe de Asturias?

Eso tiene que pasar en breve porque Don Felipe es el príncipe mejor preparado de todas las monarquías de oriente y occidente. Lo que tenga que tenga que pasar tendrá suceder pronto. Yo no soy nadie para hacer este tipo de análisis, pero Don Juan Carlos deberá elegir si muere como rey en la cama o abdica.