No es que sea nada nuevo pero en la moda, ya lo sabemos todos, las cosas van y vienen. Siempre defiendo que la moda es, entre otras cosas, una manera de comunicarnos con el mundo. Y, en el caso de las camisetas, muchas veces esta comunicación se hace todavía más explícita. ¿Quien no ha tenido, o tiene, alguna camiseta reivindicativa en su armario?

Nadie hubiera dicho, a principios del siglo, que una pieza que nació como ropa interior tendría una historia tan envidiable. La teoría más reconocida fecha la aparición de las camisetas alrededor del año 1913, como ropa interior utilizada por los marineros estadounidenses. Era una manera de proteger la piel de los soldados del rústico material del que estaban hechos los uniformes de aquella época.

Aunque se encuentren algunas fotos de soldados y veteranos de la segunda guerra mundial vistiendo los pantalones de su uniforme y sus camisetas blancas, no fue hasta los años 50 cuando la camiseta dejó de ser considerada como ropa interior. ¿El responsable? Un guapísimo Marlon Brando vistiendo una ajustada camiseta blanca como Stanley Kowalski en la película culto "Un tranvía llamado deseo", de Elia Kazan. A partir de ese momento, la camiseta da su salto y sale de debajo de otras prendas para mostrarse al mundo. Finalmente había encontrado su lugar.

Los jóvenes fueron los responsables por deflagrar la bomba. Símbolo de libertad, la camiseta, pasa por transformaciones al largo de la historia, pero sigue manteniendo su espíritu, algo rebelde, siempre vivo. En la siguiente década de su "liberación", pasó de ser un lienzo en blanco a teñirse en los colores llamativos y técnicas de Tie Dye del movimiento Hippie. Llevó frases e imágenes de protesta. Con los punks fueron cortadas y decoradas con alfileres y tachuelas como símbolo anárquico de desagrado a todo lo establecido. Con la explosión de la música pop, las bandas de rock y todas las tribus urbanas derivadas de esos movimientos, la camiseta se convierte en símbolo identificador. Todos llevaban camisetas con sus grupos favoritos. Si te gustaba el Hard Rock, tenías una colección de camisetas negras de ACDC y Metálica. Si lo tuyo era el Rock Progresivo o Psicodélico, tus camisetas enseñaban estampas de Pink Floyd o The Doors. A los que les gustaba el New Wave o el Rock Alternativo, se les veía en camisetas de The Smiths y The Cure. Las estampas y los gustos eran de lo más variado, pero la camiseta era el denominador común entre todas las tribus urbanas.

Aunque haya vivido períodos de altos y bajos en la lista de los "must have" de cada estación, las camisetas, como los vaqueros, son un ítem básico, y se encuentran en el armario de casi cualquier persona, en casi cualquier parte del mundo.

Son el soporte perfecto para todo tipo de comunicación y, de hecho, están en cualquier kit de marketing y promoción, al lado de folletos, carteles y tarjetas de visita. Estoy segura que un estudio más profundo podría indicarnos, a través de las camisetas, los momentos más significativos de una sociedad. Sus momentos de tranquilidad y bonanza y sus momentos de crisis y desesperación. Cada vez que queremos decir algo al mundo, cada vez que la sociedad se rebela contra el camino que las cosas están tomando, vuelven las camisetas con sus frases de protesta.

En los últimos años varios diseñadores, una vez más, recurren a ellas para reivindicar sus ideas y proyectos. Marc Jacobs hace algunos años reunió a varios famosos para posar desnudos en camisetas para una campaña contra el cáncer de piel. "Protect the skin you''re in", que se podría traducir como "protege la piel en que estás metido", es una serie de camisetas que vuelven a ser lanzadas por el diseñador. Ahora en colores y con nuevas colaboraciones como Cara Delevigne, Eva Mendes o Dita Von Teese, que parecen dispuestas a dejarse fotografiar desnudas para colaborar con la causa.

Una de las grandes damas de la moda, la diseñadora Vivienne Westwood, que ya participó en la revolución de las camisetas durante el movimiento punk, sigue utilizándolas como escaparate para sus protestas. Su preocupación con la protección del planeta se refleja una y otra vez en sus camisetas. Su potente voz sale de las pasarelas y nos sigue recordando, en las calles, en las revistas de moda o en nuestro mismo armario, el mensaje enviado al mundo a través de sus camisetas. No hay duda: la ropa, habla.