La cotidianeidad de Federico García Lorca en Nueva York, más feliz de lo que se creía, trasciende ahora en clave epistolar con la publicación de cartas, algunas inéditas, que tanto envió como recibió el escritor granadino.

"Federico García Lorca en Nueva York y La Habana. Cartas y recuerdos" (Galaxia Gutenberg/Círculo de Lectores) es el trabajo de los prestigiosos hispanistas Christopher Maurer y Andrew A. Anderson, que han escrutado bibliotecas, archivos públicos y privados para reconstruir el lado más humano de la primera aventura en el extranjero de Lorca, de junio de 1929 a marzo de 1930.

"Estaba obsesionado en reconstruir esa vida diaria en Nueva York porque nunca se había llegado a este grado de detalle", explicó ayer Maurer en un acto en el que estuvo acompañado por la sobrina-nieta del escritor, Laura García-Lorca.

Para ello indagó durante dos años en archivos de Boston, Puerto Rico, en la Librería del Congreso de los Estados Unidos y entre los múltiples documentos de su biógrafa estadounidense, repartidos entre la Radcliffe Society y la Hispanic Society.

El resultado, una especie de diario en forma de las cartas con las que Lorca transmitió sus sensaciones antagónicas sobre la gran metrópoli a familiares y amigos, y las que recibió en respuesta. Muchos de estos documentos son inéditos, incluida la única fotografía no publicada hasta ahora del autor, tomada durante sus vacaciones de Navidad en Granada en 1926. La correspondencia que mantuvo el escritor en Nueva York y Cuba se presenta por primera vez de forma completa.