El negro ha sido el color en la noche en la que los Goya han cumplido 25 años, no sólo porque ha sido el preferido de las actrices, conjuradas en la consigna del "glamour", sino porque es el de la película que ha arrasado en una gala cocinada a base de segundas intenciones y marcada por las sorpresas.

Los "oh" y los "ah" de admiración, de sorpresa pero también de desconcierto, gracias a la última "sorpresita" del "imbécil" de la barretina, en expresión del presentador de la gala, Andreu Buenafuente, han pespunteado una gala que ha sido de todo menos aburrida.

Con una vicepresidenta económica, Elena Salgado -de Juanjo Oliva en azulón-, tres ministros, la de Cultura, Ángeles González-Sinde, -de Jesús del Pozo en grosella-; de Sanidad, Leire Pajín, -de Hannibal Laguna en negro-, y de Industria, Miguel Sebastián, de riguroso esmoquin, entre los 1.750 invitados, la ceremonia no ha tenido desperdicio y las alusiones a la ñey Sinde, o las "movidas" en la Academia se han resuelto con soltura.

El negro, otros años vivamente desaconsejado y éste "muy recomendado" junto con el rojo, ha sido el color elegido mayoritariamente por las actrices y, en general, las invitadas, incluidos muchos de los 400 periodistas acreditados.

Los primeros en aparecer en la alfombra roja -que ha recuperado ese color después de ser verde desde 2006- han sido, pasadas las seis de la tarde, y cuando fuera de la carpa ya empezaba a llover, los "entregadores" de premios y presentadores en la gala y la acompañante de Santi Millán ya ha marcado la tendencia con un vestido negro con la parte superior en encaje.

De encaje era, de pies a cabeza, el vestido de Najwa Nimri, un modelo de Dolce & Gabana que, explicaba a Efe, llevaba "una saya negra" debajo que ella ha cambiado por un pololo y una camiseta de color piel.

Aunque la "consigna" era el negro y el rojo, según había sugerido el estilista de la gala, Vicente Ruiz, lo cierto es que con el segundo sólo se han atrevido pocas, entre ellas Verónica Forqué (Lorenzo Caprile), Ana Belén (Felipe Varela), Marisa Paredes (Carmen Halffter) y Lucía Jiménez (Pedro del Hierro).

El "nude" o color maquillaje ha sido, más o menos subido de tono, el escogido por Lydia Bosch (Pilar Barreiro para Oh qué luna), María Valverde (Cyndi Figueroa), que optó por un vestido corto con cola, Juana Mencías (Beba''s Closet, la misma diseñadora elegida por Adriana Ugarte, aunque ella en azul), y Natasha Yarovenko (Cavalli).

Se han salido de la tónica la ganadora del Goya a la mejor actriz, Nora Navas, con un modelo de Cortana en gasa de color caldero, Elena Anaya, en tul verde botella de Elie Saab, Aitana Sánchez Gijón, con un Carolina Herrera en arabescos plateados y blancos, o Leonor Watling, embarazada "de tres meses y medio", con un vestido estampado de Myriam Ocariz.

Quizá la más exótica haya sido Rossy de Palma, con un ajustado vestido corto en punto de Azzedine Alaia de color caldero, pero también se ha salido de la tónica Icíar Bollain, la única con traje de chaqueta y pantalón (Lorenzo Caprile) y Ana Álvarez, con un Carolina Herrera Nueva York que combinaba una falda blanca en lino bordada y un cuerpo también bordado, pero en colores.

Los hombres han ido, mayoritariamente, de traje negro, firmados por Gucci (Javier Bardem, Luis Tosar, Asier Etxeandia), Hugo Boss (Rodrigo Cortés, Leonardo Sbaraglia) y Armand Basi (Eduard Fernández, Antonio Torres), Dior (Mario Casas), y Caramelo (Karra Elejalde), con excepciones como la de Alberto Amman, de gris firmado por Dolce & Gabanna o Alberto Iglesias, con un traje suyo de "hace años" y unos zapatos "¡de 1995!".

Pero entre todos ha destacado el boliviano Juan Carlos Aduviri, nominado a actor revelación por "También la lluvia", que llevaba el poncho que su madre, Ponciana, le había tejido a su padre hacía 20 años y con un "dolor de tripa" importante provocado por los nervios.

Muchos han ido con camisa blanca, con las excepciones de Bardem y el gran ganador de la noche, Agustín Villaronga (de Carlo Pignatelli), que han preferido la negra, y ha habido muchos, como Juan Diego, que han prescindido de la corbata.

Juan Diego ha protagonizado el momento "torero" de la noche porque al ver que Sancho Gracia se enzarzaba con los organizadores de la gala, que querían que abandonara la zona ante los fotógrafos, se ha acercado a él, ha bromeado, "le ha tocado -bromeaba con Efe- un poco los huevos", y ha solucionado la tensión.

Pero si alguien ha sabido llevar su atavío, pajarita y collar de brillantes incluido, tener paciencia, posar todo el tiempo que le han pedido sin una sola queja ha sido el perro Pancho, un animal de 8 años que, según su dueño y adiestrador ha explicado a Efe, Antonio Valor, responde automáticamente al "saluda" que le dice su adiestrador.