Acompaña esta protesta -a guisa de manifiesto anti-abstracto- mi original "collage" satírico Exposición de Pintura Invisible, e invito "a todo el mundo" a que reflexione sobre el desconcertante panorama artístico-cultural de la universal actualidad, donde con pasmoso asombro, que sólo impone y expone basura, porquería y excremento; son maniobras de pintamonas, picapedreros, canteros, chatarreros, fotomatones y demás calañas de embaucadores, que engatusan a coleccionistas como si sus engendros y adefesios fueran monumentales obras de arte y no metafísicas arteriosclerosis mentales.

Esos artistas apócrifos, con sus artimañas y artilugios fraudulentos, trepados en falsos pedestales de la infame fama, se proclaman ser más papistas que el papa e inteligentes y listos que nadie y, con gran soberbia y extremado delirio de suprema grandeza, venden sus abortos y bomiteras a los que se las dan de muy cultos por ser "nuevos ricos".

Esos pseudos artesanos son enfermos imaginarios sin imaginación saludable, plañideros que se lamentan considerándose incomprendidos si no les compran sus "sobras" artefactas. Son unos marrulleros negociantes.

Es asombrosamente muy triste la enorme cantidad (sin calidad) de templos profanados y museos internacionales que son convertidos en descomunales y putrefactos estercoleros. (Existe un misterio traslúcido en los ministerios de incultura folletinesca)...

Sabemos que la abstracción es absolutamente NADA. No se ve, no se mira ni se admira. Yo propongo que los únicos "artistas" abstractos sean el hombre y la mujer invisibles; y pido a la pareja que se case por el rito del mito criminal; pero que esos novios lunáticos hagan su viaje de luna de miel en la Luna.

Allí podrán presentar sus exposiciones de deposiciones, y otras eyaculaciones cosmogónicas.

Mi conclusión: No conviene mirar hipnóticos escaparates repletos de "trampantojos" y espejismos en aquellas farsantes galerías que especulan productos mercenarios.

Mirémonos en el espejo de nuestra consciencia, y lloremos de emoción.

Esta es mi simpática y satírica protesta -aireada y viva como un sonoro golpe de puño sobre la mesa juiciosa- en contra de la chapuza del "abstraccionismo".

En concreto: ¡Basta ya de "camelismo"!

(Escrito en mi tocayo mes del 2010, Palma de Mallorca. Al cumplir 76 años; un siglo menos en Canarias).