La condición insular de Canarias determina que la mayoría de las actividades, infraestructura y equipamientos culturales estén concentrados en las islas capitalinas, aunque son las "menores", en concreto El Hierro, las que contaron con un mayor gasto en cultura por habitante en 2009, según se deduce del estudio del Diagnóstico del Plan Estratégico del Sector Cultural que fue presentado recientemente.

Este desequilibrio en las posibilidades de acceso a la cultura está originada no sólo por la distancias que establece la geografía insular, sino por el déficit "en las estrategias de conectividad" relacionadas con los horarios y los precios de los billetes.

Según el presente estudio, a pesar de la concentración de actividades e infraestructura en Tenerife y Gran Canaria, el análisis de los datos señala que en 2009 el Cabildo de El Hierro fue el que más gastó en cultura por habitante, 203,19 euros, seguido por La Gomera (106,48), La Palma (76,26), Lanzarote (65,39), Tenerife (57), Gran Canaria (42) y Fuerteventura (35,15).

Esta lógica situación radica en que "los ámbitos territoriales con personalidad propia y con pocos habitantes presenten estos indicadores ya que hay un núcleo central y mínimo de la oferta cultural pública que se da en todos los ámbitos territoriales, al margen de su número de habitantes. Por ello, cuanto menor es dicho número, mayor es el ratio por habitante".

En cambio, los porcentajes de los presupuestos generales de los cabildos dedicados a cultura indican que el de La Palma destinó un 11,18 %. Le siguen Tenerife (11,3), El Hierro (10,3), Gran Canaria (9,4), La Gomera (9), Lanzarote (8,79 y Fuerteventura (4,9).

La indiscutible concentración de población y servicios en las áreas metropolitanas determinan que acojan los grandes equipamientos y eventos culturales, realidad que provoca un evidente desequilibrio que exige más infraestructura de proximidad y una descentralización de la actividad desarrollada. También es muy importante una mejora de la coordinación de la oferta entre los municipios, además de estructurar redes de trabajo efectivas en cada uno de los sectores culturales y de una especialización que evite la repetición de modelos y el solapamiento de ofertas.

Con respecto a las Islas menores es evidente que se ha pretendido descentralizar la actividad con la promoción de circuitos que lleguen a todos los rincones del Archipiélago, aunque chocan con la ausencia de una infraestructura con capacidad y nivel de calidad para eventos de grande o mediano formato.

La Palma se caracteriza por tener tres territorios diferenciados (la capital, Los Llanos y el resto de la isla) y una dispersión demográfica que dificulta la programación y la garantía del acceso a la cultura, motivo por el que se aconseja trabajar en red, que no se da, por ejemplo, en la estructuración de una red de museos. El estudio destaca el papel que ejercen las bandas y escuelas de música en la divulgación y el estímulo de la afición artística.

El Hierro y La Gomera, debido a su menor población, necesitan estructurar espacios multifuncionales de referencia para acoger espectáculos complejos que los conviertan en núcleos centrales de la actividad cultural en la isla.