La presentación de la "Nueva gramática" congregó ayer a numerosos académicos, escritores, catedráticos, empresarios y altos cargos de diferentes instituciones, que quisieron respaldar con su presencia la publicación de esta obra de referencia para el mundo hispanohablante.

El acto estuvo presidido por los Reyes, quienes, como recordó Don Juan Carlos en su discurso, conservan "todavía vivo el recuerdo de aquella sesión de Medellín" (Colombia) en la que se aprobó el texto básico de la Gramática, en marzo de 2007.

Una hora antes de que llegaran a la sede de la Real Academia Española los Reyes y el ministro de Educación, Ángel Gabilondo, ya estaba claro que el salón de actos de la RAE, con capacidad para unas 600 personas, se quedaría pequeño y un centenar de asistentes tendría que seguir la presentación desde el vestíbulo.

Casi todos los académicos quisieron acompañar en un día tan importante a los directores y presidentes de las veintidós Academias de la Lengua y a quienes más directamente han dirigido las distintas partes de la Gramática: Ignacio Bosque, ponente de la Morfología y la Sintaxis, y José Manuel Blecua, coordinador de la Fonética y la Fonología.

Gregorio Salvador, Pere Gimferrer, Antonio Mingote, Javier Marías, Arturo Pérez-Reverte, Luis Mateo Díez, Carmen Iglesias, Juan Luis Cebrián, Luis María Anson, José María Merino, Emilio Lledó, Álvaro Pombo y la académica electa Inés Fernández Ordóñez figuraban entre los académicos presentes.

Un siglo después

Como subrayó Víctor García de la Concha, director de la Real Academia Española, la anterior Gramática académica era de 1931, que en realidad "se limitaba a añadir a la de 1917 un capítulo sobre la formación de las palabras".

Hace pues "casi un siglo" que no se publicaba este código esencial para el mundo hispanohablante, por lo que a su presentación en sociedad también asistieron escritores como Antonio Gala, José María Guelbenzu, Clara Sánchez, Carmen Posadas, Luis Landero, Juan José Millás y Ángela Vallvey.

Han sido once años de trabajos intensos los que han necesitado las veintidós academias para llevar a puerto la Gramática. "Si veinte años no es nada, como dice el tango, once años habría de ser poco más de la mitad de nada", manifestó al respecto Ignacio Bosque.