La sección Cinemateca Sur del Festival Internacional de Cine Documental de Guía de Isora, MiradasDoc, propone hoy un acercamiento a una de las cinematografías más potentes del continente latinoamericano a través de la sección Focus Brasil. Junto a India y Egipto, Brasil forma parte de la terna de países invitados este año, toda vez que el país sudamericano -según entienden los organizadores del festival- se muestra como uno de los modelos de desarrollo económico y cultural más sugerentes en su ámbito geográfico.

El público podrá lanzar una mirada a la nueva realidad del país gracias a una selección de películas realizada por el equipo del festival, en colaboración con la documentalista brasileña afincada en Ámsterdam María Augusta Ramos. En concreto las películas escogidas son "Pernalonga", de Julien Folliot, y "El Rebelado", de Bertrand Lira", programadas en la sesión de las cinco de la tarde; "Busólogos", de Cristina G. Müller, y "Juizo" de la citada Maria Augusta Ramos, que podrán verse a partir de las nueve de la noche.

Entre ambos pases, a las 19:00 está prevista una charla informativa en la sala de usos múltiples del Auditorio isorano. A la misma hora, el vestíbulo del recinto acogerá una charla con mujeres documentalistas.

Memorias del Congo

"Una película no puede cambiar el mundo, pero puede suscitar una reflexión". Es el pensamiento que ayer trasladó el cineasta congoleño Gilbert-Ndunga Nsangata a los cerca de ochocientos alumnos que ayer presenciaron en el Auditorio de Guía de Isora el pase de su cinta "Niños de Inkisi".

En Congo, hasta hace poco los pueblos celebraban con cantos y danzas el nacimiento de gemelos, las mujeres que no tenían hijos entristecían y hasta enfermaban porque no se concebía la vida de una mujer adulta sin ellos. Hoy, el censo oficial registra 200.000 niños que viven abandonados en las calles, pero Nsangata sabe que son más, cerca de medio millón.

"¿Cómo en el plazo de una generación se puede pasar de desear los hijos a abandonarlos en las calles?". Ésta es la pregunta que le hizo al cineasta uno de los estudiantes del IES César Manrique tras ver la película en el marco del espacio EnseñanDoc, sección de carácter didáctico que se desarrollará hasta el viernes.

"Niños de Inkisi (El río de la felicidad)" narra la historia de Blanchard, Chagui, John, Mambueni y Chance, que duermen en la calle Prince, vía principal que atraviesa el pequeño pueblo de Inkisi, a 180 kilómetros de la capital de la República Democrática del Congo. Ellos son "Chegues", un término que remite al Che Guevara, en alusión a su capacidad de resistencia y lucha por sobrevivir.

"Los cuatro muchachos de la película representan a los miles de niños abandonados por padres y madres desesperados por la pobreza y desorientados por la pérdida de valores culturales provocados por la colonización", respondió Nsangata al joven tinerfeño que le dirigió la pregunta.

"Lo que pasa es que la gente cada vez es más pobre, aunque el fenómeno es mucho más amplio", matizó el director, que por otro lado habló de manipulación de la tradición por parte de sacerdotes de diversas iglesias de reciente asentamiento en el país, que emplean la acusación de brujería como instrumento para sus fines.

El director profundizó también en la pérdida de valores culturales. En su opinión, los congoleños perdieron sus raíces con la evangelización asociada a la colonización europea. Allí donde llegó el cristianismo, la cultura tradicional fue descarta, según él, por "primitiva" y en eso se perdió el compromiso casi sagrado de padres y madres hacia sus hijos y la alegría asociada al nacimiento y tutela de los más pequeños. A estas alturas, concluyó, "los ritos culturales ya son parte del folclore; ahora ya somos blancos; la del ritual es una África mítica que ya no existe. Ésa es la tragedia de África: hemos cambiado".