Y cuando creíamos que más allá de las feminazis estaba el abismo, nos equivocamos y está la gran estupidez vestida de locura. Hace bien poco y en un periódico de tirada nacional, se nos hacía partícipes de que unas feministas navarras denunciaban el maltrato y las violaciones que sufren sus hermanas las cabras, las vacas y las ovejas, supongo que entre mil especies más. El hombre del campo, rudo, no quiere a sus animales, sino que se los fornica y los maltrata. Estas colegas piden "un mundo donde no sean asesinadas ni ellas, ni sus hermanas" las hembras animales. Y es que esto se nos va de las manos. A estas zumbadas habría que explicarles que sí, que comemos carne, que esa carne es de animales y que la costumbre se remonta a tantos años como los que no saben contar. Dan por hecho que cada ganadero viola a las gallinas o a los conejos (en versión animal).

En un manifiesto, Libertad Animal Navarra nos viene a decir que los animales son "las víctimas de los intereses económicos de crueles industrias para las que la palabra compasión es un impedimento para hacer más dinero". Y refiriéndose a una entre mil y generalizando sin pudor. Bueno, pues invirtamos la pirámide alimentaria y no matemos vacas, cabras o gallinas para comer, y comamos la hierba que ellas mismas comen en el campo; aunque claro, un champiñón también es un ser vivo que será arrancado de sus raíces para que estas zoquetas se sientan mejor. Todos sabemos lo que es violencia animal y lo que no. Con algunos casos discutibles. Al igual que todos sabemos quiénes tienen un encefalograma plano y se empeñan en humanizar a las bestias. Y para mí, repito, para mí, estas colegas están tan locas como las cabras que defienden.

@JC_Alberto