El Parlamento de Canarias ha hecho de la igualdad una de sus principales señas de identidad. La Cámara autonómica, lugar por excelencia para el diálogo permanente, compartido y comprometido, comenzó esta IX Legislatura con un hemiciclo paritario, que también ha tenido su reflejo en la composición de la Mesa y la Junta de Portavoces. Asimismo, la igualdad de género ha guiado la actividad institucional del Parlamento: desde el I Encuentro de Parlamentarias Canarias-África, pasando por la inauguración del espacio de debate ''Diálogos'', dedicada a esta materia, y por tantas iniciativas, propuestas y reivindicaciones impulsadas por los grupos parlamentarios a favor de la igualdad de género. Ahora, estamos acabando este mandato, por un lado, con una modificación de nuestro Reglamento en la que la igualdad de género ha marcado la pauta y, por otro, con la creación del Comité de Igualdad y el Plan de Igualdad.

Hemos hecho todo esto porque estoy convencida, como decía el exsecretario general de la Unión Interparlamentaria Anders B. Johnson, que "una democracia fuerte y vibrante solo es posible cuando el parlamento es totalmente incluyente de la población que representa, y los parlamentos no se pueden considerar incluyentes hasta que pueden jactarse de incluir la participación integral de las mujeres". Eso es lo que hemos intentado hacer.

La igualdad de género no solo salva vidas, sino que tiene además un gran valor civilizatorio, pues los logros que vamos alcanzando en materia de igualdad de género son avances de la humanidad.

Como ha puesto de manifiesto la ONU en la Agenda 2030 al definir el Objetivo de Desarrollo Sostenible número 5, relativo a lograr la igualdad entre los géneros y empoderar a todas las mujeres y las niñas, la igualdad entre los géneros no es solo un derecho humano fundamental, sino que constituye la base necesaria para conseguir un mundo pacífico, próspero y sostenible.

Si se facilita la igualdad a las mujeres y niñas en el acceso a la educación, a la atención médica, a un trabajo decente y a una representación en los procesos de adopción de decisiones políticas y económicas, se estará impulsando las economías sostenibles, mientras que, al mismo tiempo, se beneficiará a las sociedades y a la humanidad en su conjunto.

En la actualidad, según reconoce ONU Mujeres, gracias a la evidencia disponible y a un largo recorrido de deliberaciones intergubernamentales y parlamentarias, el aporte de la sociedad civil, de las organizaciones feministas y de los mecanismos para el avance de las mujeres, existe un gran consenso sobre el hecho de que la igualdad de género y el empoderamiento de mujeres y niñas son esenciales para lograr el progreso en todos los objetivos y metas, constituyendo una piedra angular del desarrollo sostenible.

Por lo que se refiere a este Parlamento, hemos contribuido con la elaboración de nuestra Estrategia Canaria para un Desarrollo Sostenible a dejar un camino bien señalado que, seguramente, será de gran utilidad a las futuras cámaras legislativas y a los próximos gobiernos.

Dejamos definido el equivalente a un cuadro de mando, que debe orientar nuestro camino hasta alcanzar el horizonte compartido definido en el ODS 5. Para llevar a cabo nuestro trabajo, hemos considerado imprescindible avanzar en un amplio abanico de iniciativas que abarcan desde el ámbito normativo, el participativo y muchos otros con la finalidad de eliminar la discriminación por género en todos los ámbitos, poner fin a la lacra de la violencia machista, con especial incidencia en las mujeres con discapacidad y el colectivo LGTBI y, por supuesto, la adopción de medidas que contribuyan al empoderamiento de las mujeres, para que seamos nosotras quienes tomemos nuestras propias decisiones y seamos protagonistas en los espacios públicos.

Hoy, la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres son el objetivo de cualquier sociedad democrática, como factor de desarrollo y de progreso. Pero no, no nos confiemos pensando que los logros no tienen retrocesos, porque sí los tienen y los estamos viendo. Vivimos momentos de especial complejidad que requieren de nuestro compromiso, de nuestro coraje y nuestra determinación.

Recuerdo una entrevista a una líder rural de los Montes de María en Colombia, Mayerlis Angarita, que decía en pleno proceso de paz: "No nos matan las balas, nos mata la indiferencia".

Pues eso, no nos quedemos indiferentes ante la desigualdad de género, ante las discriminaciones, ante la violencia, ante el acoso, porque todo aquello que avancemos en igualdad de género se traducirá en avances para la humanidad.

Necesitamos parlamentos sensibles al género en los que las cifras importen, pero las políticas también. Por eso, reivindico el papel del parlamentarismo como esencia de la democracia, la que nos iguala y es epicentro de la acción política. Necesitamos una sociedad cada día más comprometida con esta noble causa, porque no conozco una palanca más potente de transformación que los avances en igualdad de género.

Ese es nuestro desafío, ese es nuestro compromiso y ese es y será nuestro legado a quienes vienen detrás.

*Presidenta del Parlamento de Canarias